Este 2019 trae consigo el centenario de la gran cantante de proyección folklórica Amalia de la Vega. El 19 de enero se cumplieron 100 años de su nacimiento en la ciudad de Melo, departamento de Cerro Largo. Desde ya se vienen generando homenajes y festejando efemérides, las que se prolongarán durante todo el año. Están previstas grabaciones con versiones de sus temas por parte de artistas mujeres de pública notoriedad, así como eventos diversos y una cantidad de actividades que confluirán en el Día del Patrimonio, esta vez absolutamente dedicado a la cantante. Estos aspectos, al menos la mayoría, parecen tener más tufo a política cultural que al empoderamiento del legado de la artista y lo que con ella se pudiera tradicionalizar, en el buen sentido de este concepto (no en el conservador).
La representación de Amalia de la Vega se ase este año –para usar una expresión de Rodríguez Castillos– “con avaricia febril”. Más allá de matices y oscilaciones intencionales, aporta el revés a que la principal cantante de raíz folklórica (y, seguramente, la principal cantante uruguaya), no muy presente en medios y estimaciones hasta la actualidad, tenga un revival que saque a luz su obra para –cumplida la beatificación oficial– abrevar en ella.
Mucho se podría ahondar en la labor de esta representante insigne de la cultura popular del Uruguay y la región; nosotros mismos hemos escrito sobre ella alguna vez así como otros connotados estudiosos. Empero, en este breve artículo, la intención –simplemente– es contribuir con un dato curioso, anecdótico y “desconocido” hasta ahora por admiradores de Amalia y hasta por investigadores del cancionero popular. Si bien lo que comentaremos no está exento de controversias, conjeturas y beneficios de duda, nosotros tomamos postura.
Seguramente la primera grabación profesional de Amalia haya sido en Buenos Aires. Esta es del año 1953 o, en su defecto, de principios de 1954. Porque los inicios de su discografía uruguaya, para el sello Sondor, data recién de julio de 1954; asunto que retomaremos debajo.
Lo singular es que esa grabación argentina no fue, como nos tiene acostumbrados, en su modalidad de presentación solista; por el contrario, la realizó participando –puntualmente y por única vez– de una agrupación. Esa canción –grabada para el sello Odeón–, una zamba titulada “La del adiós”, fue registrada junto al célebre conjunto argentino de los Hermanos Abrodos.
El mismo estaba integrado por Manuel, José y Roberto Abrodos, además de otros músicos como parte del conjunto. Eran multiinstrumentistas, cantores y compositores. Realizaron incontables grabaciones, con excelente calidad interpretativa. Pertenecían a una generación que rescataba los ritmos folklóricos, las danzas y la tradición musical Argentina; en una estética similar a la de los Hermanos Ábalos, por citar otro ejemplo. Debutaron en 1936 en Radio Belgrano, integrándose después al elenco de Radio El Mundo.
Coincide que en Radio El Mundo era donde actuaba Amalia en sus primeras incursiones argentinas (así como en Splendid). Es altamente probable que en ese ámbito surgiera la amistad entre los Abrodos y nuestra legendaria cantante, base para la asociación musical que inscribieron en uno de los discos del emblemático conjunto. Lo curioso de la grabación, en que fuera incluida Amalia, es que en la etiqueta del disco no figura con ese nombre de pila, sino como Alicia de la Vega. Fue en el disco titulado “Que siga el baile”, un vinilo de 33 rpm, para el sello Odeón, que corresponde a las series LDS 160 – L. D. 35192.
La hermosa zamba, autoría de Manuel Abrodos y Fernando Bustamante, integraba el lado B de la placa y se imprimía en el surco 3. Versa en la etiqueta: “3- LA DEL ADIÓS, Zamba (M. Abrodos-F. Bustamante). Con Alicia de la Vega”. Los versos corresponden a Manuel Abrodos y la música a Fernando Bustamante, que es quien acompaña al piano, completándose el tema por las voces y las guitarras de los Abrodos y el arpa de Felipe Sánchez. (Está disponible en You Tube: https://www.youtube.com/watch?v=QgqEIM5vzws).
Más allá de que en la etiqueta del vinilo figure Alicia y no Amalia, consideramos que es identificable su voz, aunque haremos algunas salvedades… De todas maneras, el marco de posibilidades acrecienta la contingencia: tanto Amalia y los Abrodos –como decíamos– actuaban en Radio El Mundo; es plausible el lapsus de imprenta (y como error de época, tan frecuente) de escribir Alicia y no Amalia (ambos nombres con A al principio y al final y de seis letras); a su vez, no hay ninguna intérprete llamada Alicia de la Vega que sea conocida; además, de ser un pseudónimo de alguna cancionista, ese nombre no figura en otras grabaciones de los Hermanos Abrodos (que sí grabaron con Adriana Montiel o Gory Omar, por ejemplo); por lo que todo trasunta que se trató de algo puntual y circunstancial, como una invitación del conjunto a la intérprete a participar en una canción de su disco.
No obstante, hay opiniones contrarias de que no se trataría de Amalia de la Vega, dado que en la zamba no se percibe una cantante con la voz madura, típica de la melense. Por lo demás, no existe mención en entrevistas a la artista de esa grabación, ni testimonio de nadie vinculado al conjunto que deje entrever esa eventualidad.
Sostenemos que si bien hay modificaciones a lo que es la “Amalia clásica”, ello no va en desmedro de su identidad. Sin duda el tema, no característico en el repertorio de la cantante, lleva a una interpretación e impostación vocal cuyo estilo varía con lo natural en ella; es decir, esa zamba la condiciona; aunque haya grabado varias canciones en ese género, esta con los Abrodos, que es propia del norte argentino, es distinta a las que grabara como solista.
Se suma a esto, que se ve exigida por la armonización de voces a hacer una primera, lo cual modifica un tanto su timbre habitual; a lo que agregaríamos la tonalidad en que está ejecutada la zamba, cuya entonación puede sumar matices fortuitos a lo se tiene escuchado y a lo que Amalia cantaba usualmente.
Ahora bien, más allá de la identidad de Amalia en esa incursión discográfica de los Hermanos Abrodos, mencionamos que sería esta –probablemente– la primera grabación de la cantante, su debut fonográfico, por ser un poco anterior a sus inicios éditos en Uruguay para Sondor. Según la numeración de la placa de Odeón, esta nos indica, como fecha aproximada, fines de 1953 o principios del 54. (La obra había sido registrada como inédita en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, Sadaic, el 18 de julio de 1953). Para Sondor, a partir del 6 julio de ese año comenzaron a registrarse sus grabaciones (al respecto, y en cuanto a fechas, véase la antología crítica de la musicóloga Marita Fornaro: “Lo que quisiera tener”, 2006, Sondor 8262-2). Las numeraciones de esos discos están comprendidas dentro de las series: 5000 y 15000 de 78 rpm, y 45000 de 45 rpm, posteriores a la placa de los Abrodos.
Digamos también que existe la posibilidad, aunque muy menor, de que la “La del adiós” haya sido grabada tiempo antes en algún disco de 78 rpm (de los que los Abrodos editaron cientos), y lo que figura en “Que siga el baile” (o parte) sean temas reeditados, algo relativamente común en aquella época.
Concluimos aquí nuestro aporte. La investigación y el análisis de la obra de un artista puede resultar ocioso para muchos. Habrá quienes sólo se queden, lo que sería absolutamente loable y hasta noble, con la música como elemento de pureza y belleza a disfrutar, sin considerar importante, o aun considerándolo irrelevante, cualquier tipo de análisis o escudriñamiento musicológico.
Es respetable esa actitud. Aunque la escucha por la escucha misma, como el análisis o la búsqueda del dato como hechos en sí pueden resultar –por separado– improductivos. Del complemento saldrá el elemento, creemos. Por ello, lo manifestado y el rastreo, más no sea tentativo por momentos, apunta a conocer más el arte, en este caso el de Amalia de la Vega. Asumiendo que si nuevas informaciones vinieran a contradecir nuestro planteo será honesto retractarse. Sería deseable (y tal vez este artículo contribuya) que otros se acerquen aún más a la verdad como pretende lo escrito.
Aclaración y agradecimiento: El dato sobre “La del adiós” y Amalia, lo revelamos por primera vez en el programa “El Tungue lé” de Radio Uruguay (21/01/2019) cuando fuimos entrevistados sobre la obra de la cantante por Nelson Caula (disponible en: http://radiouruguay.uy/programa-especial-amalia-de-la-vega/). Como dijimos en ese momento, y reiteramos aquí, queremos hacer mención y agradecer infinitamente el aporte realizado y el “descubrimiento” de esta curiosidad al señor Julio Enrique López, periodista e investigador de Zárate, Argentina. Él nos indicó la grabación, comentarios respectivos y datos técnicos del disco a que hicimos alusión. Por tanto, también consideramos a Julio Enrique López como autor de estas líneas.
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