Preocupados por ver a Monsanto atacarles eventualmente ante la justicia por la utilización de semillas genéticamente modificadas y patentadas que habrían contaminado sus cultivos, los productores estadounidenses que practican la agricultura biológica demandaron al gigante de la agroquímica en un proceso «preventivo». La demanda está planteada por agricultores que practican la agricultura biológica y por productores de semillas llegados de todo Estados Unidos, preocupados por ver sus campos, puede que un día, «contaminados» por los OGM vendidos por Monsanto. La gran mayoría de los cultivos de cereales provienen de OGM (organismos genéticamente modificados) en Estados Unidos: las semillas son patentadas y los agricultores deben suscribir un contrato con Monsanto para plantarlas. El contrato debe ser renovado cada año.
En 2012, según el ministerio de Agricultura, el 88% del maíz y el 93% de la soja plantados en Estados Unidos estaban genéticamente modificados. Los demandantes temen que, en caso de contaminación, Monsanto les denuncie a ellos por violación de patentes, ya que los agricultores estarían utilizando, aunque sin quererlo, una semilla patentada.
Monsanto ganó en primera instancia en Nueva York en febrero, ya que el la juez considero ciertos aspectos de la demanda «poco razonables». Sin embargo, los agricultores apelaron, en una audiencia que tuvo lugar este jueves en Washington.
En el exterior de la Corte de Apelaciones, algunas decenas de agricultores se reunieron para alertar sobre los peligros que pesan sobre sus explotaciones. Según su abogado, Daniel Ravicher, se trata de «obtener un precedente para proteger a los demás en el futuro».
Por su parte, Thomas Helsher, un responsable de Monsanto, en un comunicado transmitido a la AFP, rechazó firmemente la idea de que Monsanto esté entablando el tipo de procesos descritos en la demanda: «Los agricultores que no se interesan en las semillas patentadas de Monsanto no tienen racionalmente nada que temer de un proceso por parte de Monsanto, por lo tanto, toda afirmación contraria es, para citar al tribunal de primera instancia, ‘sin justificación'».
Preguntado por la AFP, el profesor de Derecho Paul Heald estimó, de su lado, que sería muy difícil para Monsanto hacer condenar a un agricultor que utilice sin querer semillas patentadas.
No obstante, los partidarios de la agricultura biológica van más lejos y cuestionan de nuevo la validez, pese a que se desarrolla desde los años 1980, de las patentes de semillas genéticamente modificadas, al mismo nivel que las de cualquier otra invención.
«Es inmoral que las empresas roben al pueblo el derecho de las semillas, y que las patenten», argumenta Jim Gerritsen, agricultor en el estado de Maine (noreste de Estados Unidos) y presidente de la principal asociación de demandantes.
Monsanto vende semillas OMG, creadas para resistir a pesticidas Round Up, vendidos también por la firma. Si los agricultores conservaran estas semillas de un año a otro, Monsanto perdería toda su cifra de negocios.
«Como sus productos son fáciles de reproducir, bien se trate de semillas o de productos químicos, sus fuertes márgenes dependen de sus patentes», explica a la AFP Dennis Crouch, especialistas en el derecho de patentes y profesor de Derecho en la Universidad de Missouri: «Monsanto vigila las grandes explotaciones para asegurarse de que los agricultores no violan ni las patentes ni los contratos».
En otro caso, que será examinado el 19 de febrero en la Corte Suprema, un agricultor será procesado por haber replantado semillas resistentes a los herbicidas de una cosecha a otra. El caso es complejo, ya que Vernon Hugh Bowman mezcló semillas compradas a Monsanto con otras adquiridas a un productor local.
Si Monsanto vence en estos dos casos, los partidarios de la agricultura biológica intentarán pelear fuera de los tribunales para defender lo ecológico y lo que la agricultora Sophie Maravell llama como las «legumbres en vías de extinción», una paradoja en un momento en el que el consumo de alimentos biológicos ha experimentado un aumento de dos cifras cada año en Estados Unidos.
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