Hace pocos días, el pueblo griego votó por «NO» en el referéndum, un «NO» a las medidas de austeridad que la han llevado a la asfixia económica. Dos semanas con la economía paralizada, interminables colas en los cajeros automáticos que permiten el retiro de 60 euros diarios, los jubilados que no tienen tarjeta de débito recibieron como adelanto 120 euros en estos quince días; las pérdidas en el turismo, por la cancelación de los paquetes turísticos; las importaciones están retenidas porque no se puede realizar los pagos correspondientes; en el transporte internacional, cientos de camioneros están varados en el exterior por la falta de efectivo para pagar el combustible; la lista es interminable y nadie sabe cuándo se normalizará el sistema bancario, las reservas de efectivo se están agotando.
Al vencimiento del plazo para llegar a un acuerdo con sus socios de la eurozona, el país se encuentra frente al dilema de aceptar un acuerdo con durísimas medidas para los próximos años, o una salida de la zona euro y de la Unión Europea. Está entre Escila y Caribdis. O como lo expresan los griegos, adelante está el precipicio y atrás la corriente. Si llegan a un acuerdo, el resultado del referéndum habrá quedado en agua de borrajas, la voluntad del pueblo no será contemplada, se aplica el dicho: usted tiene razón, pero marche preso. Grecia ha pasado de ser la cuna de la civilización a ser la cuna de la experimentación. Es la rata blanca en este experimento al que la han sometido sus socios, aumentando el grado de austeridad hasta traspasar el umbral de resistencia.
La eurozona, países con dos velocidades; por un lado, los desarrollados del Norte y, por otro, los sumergidos del Sur. No sería adecuado tener un concepto maniqueísta, es decir, los socios malos y la blanca paloma de Grecia. No todo es blanco o negro. Los sucesivos gobiernos con el sistema de clientelismo político, la corrupción y la evasión fiscal, entre otros males, han llevado al país al borde del abismo. Por su parte, también el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional conocido como la troika, han coadyuvado a que la situación sea insostenible. Grecia se ha transformado en la oveja negra de la familia, en esta gran familia que es la Unión Europea.
Los griegos, que según los alemanes son los haraganes del Sur, que no trabajan y matan sus horas tomando ouzo a la falda del cerro Olimpo y, que la pasan bomba rompiendo platos en sus fiestas. El diario El País de España, publicó un artículo donde según la OCDE, los griegos trabajan 671 horas más al año que los alemanes, y desmiente totalmente ese mito peyorativo.
¿Qué podemos esperar? Si seguimos en la zona euro, con nuevas medidas, el precio es elevado. El pueblo griego no le dio carta blanca al Primer ministro Alexis Tsipras para que acepte a cualquier precio nuestra permanencia. Si salimos, nos esperan días negros y noches aún más negras. ¿Habrá humo blanco o negro en la chimenea del Eurogrupo?
Grecia es comparable a un afiche que tenía la foto de una cebra y de un rifle, y en el texto adjunto se podía leer: ¿Qué pasará si se le dispara a la cebra en la franja blanca o la negra? La respuesta: el animal será herido de todas maneras. Con euros o con dracmas, la Hélade es la cebra herida de muerte, que agonizará.
Cuando los griegos viven una situación difícil, y quieren hacer énfasis en el deseo de que no vuelva a repetirse nunca más, dicen tirar una piedra negra hacia atrás. Por lo tanto, tirarán una gran piedra negra, cuando todo esto se haya resuelto y sea el recuerdo de una época negra para la tierra helena.
(*) Rosario da Cunha reside en Grecia desde 1996, oriunda de Cerro de La Aldea, 6ª sección judicial de Tacuarembó, la última vez que estuvo en Uruguay fue en 2011. Es traductora e intérprete de la Universidad Jónica de Corfú (Grecia) y cursa el Máster en Traducción para el Mundo Editorial en la Universidad de Málaga. Actualmente traduce textos de la poetiza uruguaya Idea Vilariño al idioma griego. – Mail: mariadacunha@outlook.com.g
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