Mientras las fuerzas de Occidente intensifican su presencia militar en Somalia, tanto a la población como a expertos les preocupa que ese país esté destinado a sumirse en un ciclo de violencia, incapaz de abordar las causas de sus problemas. Somalia lidia con crisis que van desde la piratería hasta la sequía, que tanto en este estado como en otros del Cuerno de África ha causado una hambruna severa. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE) decidieron extender sus misiones antipiratería en aguas somalíes hasta fines de 2014.
El operativo de la UE, llamado Atalanta, también se amplió para incluir objetivos terrestres, a fin de trabajar estrechamente con el Gobierno Federal de Transición y con otras entidades somalíes, según un comunicado del Consejo de la UE. La medida fue ampliamente condenada por expertos que creen que estos ataques amenazarán las vidas de civiles y perjudicarán los esfuerzos antipiratería.
«El combate a la piratería y sus causas básicas es una prioridad de nuestra acción en el Cuerno de África. Pese a la presión sobre los presupuestos de defensa, los estados miembro de la UE demuestran su renovado compromiso con esta exitosa operación», señaló el 23 de marzo un comunicado de la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton. El anuncio sobrevino días después de que el contraalmirante Duncan L. Potts, comandante de la Operación Atalanta, se dirigiera al Subcomité de Seguridad y Defensa y anunciara que era tiempo de que la UE intensificara la presión a los piratas y llegara a los somalíes.
La Operación Atalanta y la Escudo del Océano, de la OTAN, junto con las fuerzas marítimas de Estados Unidos y otros actores nacionales, pueden intentar reducir la cantidad de ataques piratas. Según Potts, 2011 puede verse como «un año en dos mitades» en términos de los esfuerzos de la UE. En la primera mitad del año se capturaron 28 barcos y, en la segunda, tres. La OTAN también reporta una menor actividad de piratas. En enero de 2011 hubo 29 ataques y se capturaron seis buques, mientras que un año después hubo apenas cuatro ataques, ninguno de los cuales resultó exitoso.
De todos modos, se han generalizado las críticas sobre la seguridad en el país: muchos expertos sostienen que las fuerzas navales internacionales simplemente alimentan un ciclo de violencia y no abordan las causas de la inestabilidad en Somalia. Otros creen que el uso de la violencia para derrotar la piratería es un método equivocado, y sostienen que se debe atacar las principales causas del fenómeno: la pesca ilegal y el vertido de desechos tóxicos en aguas somalíes.
Desesperados por alimentos – Somalia es uno de los países donde a las organizaciones humanitarias les resulta más difícil trabajar. Esto se debe a décadas de violencia y, en los últimos años, a una sequía que ha dejado miles de muertos y millones de personas padeciendo hambre. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), 2,4 millones de somalíes requieren asistencia. Actualmente, el PMA llega a 1,3 millones de ellos.
Los objetivos de la Operación Atalanta, según la Fuerza Naval de la UE, incluye disuadir e impedir actos de piratería, proteger a las embarcaciones que zarpan de costas de Somalia y también a los barcos del PMA que llevan alimentos para los desplazados. Hasta ahora, la Fuerza Naval de la UE reporta que distribuyó exitosamente casi 900.000 toneladas de alimentos en Somalia, con 145 barcos del PMA escoltados hasta destino. La escalada de violencia ha impactado también en otras organizaciones humanitarias, cuyo personal a menudo es secuestrado o queda atrapado en medio de mortales ataques.
«Generación perdida» – La mayoría de los expertos coinciden ampliamente en que el futuro de Somalia depende de tratar los «síntomas» del Estado fallido poniendo coto a la piratería, promoviendo un gobierno nacional estable y creando un sistema judicial fuerte. Potts reconoció que quienes cometen actos de piratería son «delincuentes oportunistas» a quienes no les importa qué bandera tenga el barco que atacan. El hecho de que los sistemas más sofisticados de vigilancia aérea no hayan podido disuadir a los piratas, cuyos equipos son modestos, da fe de la desesperación económica de los segundos.
El representante especial de al UE para el Cuerno de África, Alexander Rondos, se refirió a ellos como una «generación perdida» de jóvenes que pagan un precio tremendo por la piratería. Potts se lamentó de la limitada capacidad de la UE para manejar adecuadamente a los sospechosos de piratería, dada la falta de efectivos sistemas legales y de rehabilitación capaces de «procesar» a esos menores infractores.
Cauto optimismo – Cuando Rondos visitó Somalia horas antes de hablar ante el Subcomité, el 20 de marzo, enfatizó la necesidad de que haya efectivos sistemas judiciales e instituciones arraigadas en la sociedad civil que aborden las necesidades de las comunidades locales. Los esfuerzos no pueden depender únicamente de la «UE y de una serie de personas blancas que se sienten bien ayudando a las otras», sostuvo Rondos, subrayando la necesidad de soluciones que incluyan voces locales. De todos modos, Rondos mencionó señales de esperanza dentro de Mogadiscio: describió movimientos de personas que regresan a las ciudades, inversiones en la vida cotidiana e inauguración de nuevos negocios. Aunque todavía constituye una amenaza, la organización extremista Al-Shabaab, que opera desde Somalia, está empezando a desintegrarse, según Rondos.
Con cauto optimismo, la importancia de brindar seguridad al pueblo somalí sigue siendo una prioridad, afirmó
De UyPRES
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