El invierno pisó fuerte en Tacuarembó, pero no desmereció el calor y la alegría que se vive en un hogar del Barrio Carlín, detrás de la Escuela Nº5 “Italia”. Fabiana apronta el mate y aviva el fuego de la estufa, mientras Juan arma un puzzle con Juan Martín, el perro, en el lado de afuera, mira por el ventanal mientras que en la calle algún vecino cruza apurado con su bolsito de los mandados. Todo es un paisaje barrial de nuestro Tacuarembó. Pero dentro de la casa está Juan Machado Roldán (39), famoso en todo el Uruguay por una exitosa operación quirúrgica de trasplante de corazón, hace apenas 20 días. Atrás quedaron los casi dos años de angustia y de espera, desde aquel día que le detectaron su enfermedad y con la única solución de un trasplante de corazón. Hoy todo es historia y con un final feliz.
“Sabíamos que la llamada iba a ser en cualquier momento, pero uno no se prepara para eso, estás siempre pendiente esperándola, pero cuando te toca, a mí particularmente, me pasó que no me podía mover, no podía reaccionar, estaba trabajando y quería ir a casa para decirle a Juan que se prepara y no me podía mover», dice Fabiana Silva (35) relatando una vez más ese momento, uno de los más importante de su vida.
Juan es una persona llena de optimismo y desde siempre con mucho humor, sobrellevó su enfermedad con humor. “Cuando el momento de la noticia yo estaba durmiendo, Fabiana viene y me pregunta ¿cómo estaba para un viajecito? Porque ya nos vamos para Montevideo”
– ¿Cómo estaba ese ánimo?
Con el mejor ánimo que podía tener, siempre fue positivo. Fue un viaje que se hizo corto porque fue entretenido y feliz porque iba salir el trasplante, y con fe que saldría todo bien.
– Y cuando ingresabas al quirófano ¿cómo era tu estado?
Iba despierto, charlando y riéndome de oreja a oreja. Entré como si fuera a hacer un trámite, estaba seguro que saldría todo bien, confiado que nada iba a oscurecer y que iba a salir todo bien.
– Al momento de despertarte, tras la operación, ¿qué sentiste? ¿qué pensaste?
De la operación me acuerdo hasta cuando trajeron el órgano del donante, tuve conciente de lo que estaban haciendo, pero no podía ver, solo escuchar la conversación de los doctores y después cuando me desperté solo me reía. Ya había cambiado hasta la manera de respirar y – por supuesto – me sentía mucho mejor.
– Y hoy, a más de 20 días, ¿cómo estás?
Salgo a caminar, no me agito. Ya puedo usar perfume y no me afecta.
– ¿Te afectaban los olores?
Me ahogaban, no podía respirar. Cualquier olor, el de la revista, la tinta no podía sentir; el perfumol o el incienso, nada de eso, todo me afectaba.
– Otra cosa que te afectaba era el cansancio…
El cansancio venía después. Porque todos los días tenía un propósito de algo para hacer, trataba, por más chiquita que fuera una actividad, trataba de hacerla en el día para sentirme útil, como que había hecho algo de provecho ese día. Buscaba hacer cualquier cosa, sea unas cuentas o un dibujo, arrancar un yuyo de una planta o cocinar. Siempre era un motivo para sentirme útil.
Alrededor de las 19 horas salió Juan desde Tacuarembó hacia Montevideo, la niebla impedía un viaje en avión por eso se realizó en ambulancia “pero fuimos rápidos, súpertranquilos, porque teníamos gran confianza en el equipo médico. Cuando llegamos estaban todos trabajando. Juan ingresó al quirófano a las 12 y media de la noche, lo prepararon y como a las tres horas llegó el corazón y a las 6 y media de la mañana ya estaba fuera del quirófano. Se portaron de maravilla, en el equipo están el doctor Daniel Chafes, el doctor Escola y la doctora Silvia Pérez, no sé los nombres de todos pero les agradezco mucho”, nos dice Fabiana
– Luego, que pasaron unos días del trasplante y ya con otros pensamientos…
Vas comprendiendo que luego de eso, y cuidándote, se te abre el futuro, que podés vivir de vuelta sano y puedes proyectarte un futuro con tu hijo, con tu familia. De no estar enfermo, y que ellos se sientan mejor.
– Supongo que no era fácil ver tu pequeño hijo, y que no lo podías levantar ni jugar con él.
El me decía que yo tenía cien años y que yo era un viejo, y yo me limitaba a observar las cosas, pero veía que Fabiana sufría, y Juan Martín también notaba que yo estaba mal y del momento que captó que yo estaba sano, porque solo me resta curar la operación y cuidarme un poco; él está feliz y Fabiana está volviendo a su vida normal, sacándose esa carga de verme todos los días mal. Volvimos a ser una familia normal. Y hoy quiero volver a trabajar.
– Poco a poco te integras a la normalidad.
Sí, sí. Ha sido para mí una felicidad bárbara. Agradezco a toda la gente que ha estado preocupada por mí, reconozco que la gente ha tomado mi operación con alegría y felicidad. Y si sirve que vale la pena luchar que se rescate esa parte.
– Cuando se supo de tu operación en la ciudad y lo medios de comunicación se hicieron eco, realmente creo que fue una de las grandes alegría que tuvo el pueblo de Tacuarembó y pienso que debe haber sido así en todo el departamento y en otros lugares. Creo que era una causa nacional tu situación.
Sí, yo se que fue así. Para mí fue muy emocionante. Algunos me están esperando para que yo vaya a sacarles los afiches donde dice que “Juan espera un corazón”. Si todo gracias a la campaña hecha por Fabiana y otros muchos, y la gente aceptó eso, así como los medios que también ayudaron.
Fabiana reafirma su gratitud “a la familia del donante que tuvo la valentía de donar los órganos. No sé nada de la persona que donó, porque no se dice y no quiero saberlo tampoco, pero sin saber quiénes son, un eterno agradecimiento porque es vida lo que ellos donaron». Y para aquellos que están a la espera de un trasplante les desea “mucha fuerza y que hay que mantenerse positivo, porque todo al final saldrá bien”.
– Hay unas cuantas personas que esperan un trasplante, a esas personas ¿que les trasmitiría hoy?
Que hay que tener fe y que sigan luchando, que no se queden quietos, que llamen a Montevideo. Que hay que despertar el interés de la gente. A los doctores que avisen al Banco de Órganos, porque la vida de una persona puede cambiar en unas horas con un trasplante.
– ¿Cómo fue la atención médica?
Los doctores de acá me atendieron muy bien, hicieron todo lo posible; las enfermeras dándome ánimo “que ya iba a salir”, y de Montevideo hicieron todo fácil para uno, se portaron muy bien haciendo lo que tenían que hacer y fue maravilloso, porque significó un cambio total.
– Antes practicabas frontón, ¿piensas volver a hacer deportes?
A la bicicleta y a la caminata sí, es seguro. Espero que un partido suave se dé. Ayer hice una locura, caminé cuatro kilómetros, me mandaron caminar media hora y yo hice un poquito más. Voy a ser conciente que tengo que ir de a poco y trataré de hacer bien los deberes para estar mejor.
El tema
La donación de corazón es más compleja que la de otros órganos, como el riñón. El donante tiene que tener muerte encefálica, pero además no puede haber presentado un proceso infeccioso y el corazón debe de estar completamente sano, es decir que no puede haber sufrido ningún tipo de agresión en el proceso que lo llevó a la muerte. Además, el grupo sanguíneo del donante y del receptor deben ser compatibles y la caja pericárdica -donde se aloja el corazón- tiene que tener una dimensión similar en ambos. «Esto limita bastante el número de probables donantes con respecto al pool general de donantes que puede haber. Tiene que estar en CTI, con asistencia respiratoria mecánica, tiene que tener una ecocardiografía normal», señala el Dr. Daniel Chafes.
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