Buena parte de los retrocesos que hemos tenido en parte de esta pandemia ha sido por los problemas de la escasa solidaridad de algunos. La pandemia no ha terminado y se asemeja al desafío global más grande que haya encarado nuestra generación, pero que al mismo tiempo nos deja un montón de lecciones aprendidas sobre cómo encarar otros desafíos que hacen a nuestra sociedad tales como la pobreza, la desigualdad, la violencia de género, entre otros males de nuestros tiempos.
Es de público conocimiento que, en los últimos días, en mi potestad como autoridad departamental, tuve que suspender una fiesta clandestina que se estaba realizando en el medio de un repunte de los casos por covid-19. En el momento de tomar la decisión y durante toda la pandemia he fundamentado mi accionar en un principio básico: aunque a veces lo olvidamos, somos seres comunitarios.
Buena parte de los retrocesos que hemos tenido en parte de esta pandemia ha sido por los problemas de la escasa solidaridad con que algunos han decidido enfrentar este reto. He ahí el gran desafío que tenemos como sociedad y al mismo tiempo la gran oportunidad: comprender que somos comunidad y que no hay forma de salir adelante realmente, si no salimos adelante todos.
Claramente esto cabe a los aspectos sanitarios de esta pandemia, que una y otra vez nos recuerda que no ha finalizado y cuyos peligros están al acecho continuamente. Si se organiza una fiesta clandestina, por más que la gran parte de los asistentes estén vacunados con su esquema completo, de todas formas, podemos contagiar a los otros y especialmente a quienes no estén vacunados.
Y aquí me detengo: en las personas que no se han vacunado. Es cierto, la comunidad se basa en la libertad de las personas, eso es insustituible, pero la misma libertad se asegura cuando se respetan mis derechos y yo respeto los derechos de los demás. Y entre todos esos derechos, hay uno especial, el del derecho a la vida. No podemos saltarnos ese derecho jamás, porque es junto al derecho a la salud, lo que constituye la base de nuestra vida en sociedad.
He ahí el juego de equilibrios entre las libertades y las responsabilidades que se llama democracia, se requiere el respeto de ambas para poder seguir adelante y vivir pacíficamente en sociedad.
Vivimos en comunidad, y a veces lo olvidamos. El individualismo, el consumismo, el creer que nuestra esfera privada es el mundo, el levantar muros tan altos que no nos dejan ver al otro lado, a veces, nos hace perder la perspectiva comunitaria. Por eso la necesidad de tomar las lecciones aprendidas de esta pandemia para no volver a cometer errores similares. Vivimos en comunidad, y tenemos que trasladar estos aprendizajes que nos deja la pandemia hacia otras esferas de nuestra sociedad, especialmente la económica. No podemos pretender una reactivación económica y productiva, si no es con ayuda entre unos y otros.
No estamos solos, para salir adelante todos, sin dejar a nadie atrás, requerimos pensar en el otro y activar estímulos para quienes se han visto más perjudicados por esta pandemia. Por eso nuestra fuerza política, no solo apoyó desde el Congreso de Intendentes y en el Parlamento la aprobación de los jornales solidarios, sino también hemos implementado a nivel departamental otras medidas de apoyo a la población más perjudicada por la pandemia.
Al igual que en lo sanitario, lo económico y lo social nos recuerda que no estamos solos. No vinimos a este mundo a “hacer nuestra vida en soledad”. O por lo menos, no es el espíritu con que comprendemos la vida. Nacemos en comunidad, vivimos como parte de una comunidad, respetando la base de nuestra libertad. Es tiempo de aprender aún de esta pandemia y comenzar a cosechar el capital más importante que tenemos como sociedad: la empatía.
Sin esta, será imposible poder dejar atrás la covid-19 y todas sus problemáticas.
Al finalizar el 2021 les deseo a todos un muy feliz año 2022 y les invito a que sea la solidaridad responsable la que conduzca nuestra vida en sociedad y una enseñanza a poner en práctica todos los días.
- De Montevideo Portal
(*) Andrés Lima, intendente del departamento de Salto.
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