La crisis de identidad parece acrecentarse. Como todos sabemos la tradición de los medios gráficos y la radio han sido en parte suplantados en primera instancia por la televisión, la TV cable, internet y las redes sociales.
Nuevas culturas y modismos ha ido invadiendo nuestra casa y con ello el nacimiento de una nueva sociedad que se ha ido transformando y adecuando a esa demanda carnal y carente de valor.
En Tacuarembó se festeja todo y se vende al mejor postor. La tradición gaucha, el carnaval y hasta Halloween visten el centro de la ciudad llevándome a preguntar por qué los mismos que festejan Patria Gaucha,
también lo hacen en Halloween y por qué como sociedad apreciamos tal contradicción con tanta indiferencia. Nos vestimos de gauchos en marzo, de mascarita en febrero y ya en octubre somos brujas, lobos, el Conde Drácula o un papanatas tirando huevos a cualquier buen vecino.
Homenajeamos a Washington Benavides, a Mario Benedetti, idolatramos a Calos Gardel, vamos a declarar Ciudadano Ilustre a Wilmar López, tendremos en poco tiempo un Obelisco y seguiremos festejando carnaval, Patria Gaucha y Halloween, todo como si fuese un Mac Combo que sí o sí tenemos que consumir.
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