En estas últimas semanas se han cumplido dos años de gobierno y por otro lado se ha decretado por parte del gobierno el fin de la emergencia sanitaria y se ha ratificado por voluntad popular el articulado completo de la Ley de Urgente Consideración, es decir el gobierno entiende que la pandemia ha superado su etapa más compleja y cuenta con todo el herramental que entendía necesario para llevar adelante su programa de gobierno. Por lo tanto, no hay más excusas.
Ya no hay “herencia maldita”, ni “palo en la rueda” que valga, mientras tanto los uruguayos por enorme mayoría vuelven a situar la situación económica (inflación, empleo, salarios, pobreza, etc.) como su principal preocupación en las encuestas de opinión pública.
La inflación (con origen fundamentalmente en factores internacionales), se sigue comiendo parte del salario y las pasividades, y nos encaminamos a un tercer año de pérdida del valor real de los mismos.
Pero las causas internacionales no encuentran respuestas de política pública adecuadas, ni en su magnitud ni en su oportunidad.
Se debería haber dado señales para combatir la inflación bastante antes, desde Mayo de 2021 la inflación anualizada viene creciendo y desde Octubre de 2021 vienen subiendo las expectativas de inflación a futuro. Por otro lado, bajar el IVA por 30 días a productos que representan menos del 4% de la canasta de consumo es insuficiente, y sin dudas alejado de las necesidades y penurias de los uruguayos.
Si los socios relevantes de la coalición de gobierno proponen medidas adicionales para combatir los efectos de la inflación, están diciendo claramente una sola cosa: que las medidas del equipo económico son insuficientes.
Es decir, los propios integrantes del gobierno no creen que el equipo económico esté haciendo lo necesario.
Frente a esto, llama la atención la ausencia pública de la voz del equipo económico: sería muy importante saber qué piensa hacer para mitigar los efectos del alza generalizada de precios, en particular de los alimentos que más afecta a los sectores de menores ingresos, y qué piensa hacer en el largo plazo para combatir las causas locales de la inflación.
¿Va el gobierno a convocar a empresarios y trabajadores para rediscutir los aumentos salariales previstos en los Consejos de Salarios?
¿Va el gobierno a ampliar los productos sobre los cuales se aplicarán exoneraciones? ¿Lo hará por un período más razonable de tiempo o será sólo por 30 días?
Es más, en algunos casos las medidas llevadas adelante por el BCU lucen contradictorias con las llevadas adelante por el MEF, es momento de máxima coordinación, poniendo foco en la gente.
Mientras, se suman pedidos de medidas adicionales dentro del propio gobierno, se abren dos bancadas en el partido del Presidente y los intendentes del interior contradicen a su propio partido ante el episodio del voto al fideicomiso de Canelones. Este desorden creciente genera preocupación de cara a la futura Rendición de Cuentas, que será clave a mitad del período de gobierno.
Por otro lado, las reformas estructurales que el país precisa para crecer a tasas superiores al 2% que el propio MEF marca como tasa tendencial y que es absolutamente insuficiente, siguen brillando por su ausencia.
Lo del principio, no hay más excusas, se necesita visión estratégica y liderazgo claro para avanzar.
En materia económica, se necesita al piloto.
- UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias
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