Pregunta básica, elemental: ¿Existe el seregnismo? No hay dudas que el general Líber Seregni dejó por sus discursos, sus comportamientos y con su vida civil y militar, un legado político, ético y moral importante en la historia del país. No solo hablando, sino con su compromiso de vida. Los grandes cambios en la política nacional, el nacimiento y la existencia del Frente Amplio no hubieran sido posibles sin el aporte de la vida y las ideas de Líber Seregni. La precisión, la delicadeza y la coherencia intelectual con la que tratemos ese legado son de gran importancia para el Uruguay, para la izquierda y el progresismo y no solo para nuestro país.
No fue simplemente la actualización de ciertos conceptos, aportó cosas de gran importancia y valor que se han integrado a nuestras vidas, a nuestra visión política e histórica del país.
El seregnismo no tiene dueños, no es un tema de amistades, de coincidencias o momentos específicos de colaboración, ese cerco es la negación del seregnismo, de su visión de la unidad y de su rigor en la política.
Hay muchos que tuvieron el privilegio de militar, de compartir, de intercambiar y de mantener una relación de cooperación cercana con el general Seregni. A mí me tocó, sobre todo al final de su vida, tanto con él como con su esposa Lily, muchos valiosos encuentros, que aprecio y recuerdo no solo por su valor político, por lo que me aportó, sino por el afecto humano. Era una gran y bella persona.
Los encuentros en su casa y las largas charlas no me dan ningún derecho, ningún elemento para reforzar mis opiniones sobre su figura. Además, mentiría si dijera que siempre estuvimos de acuerdo y coincidimos.
Puedo simplemente, a partir de toda su trayectoria aportar mi visión y mi opinión, en especial para este momento político del Frente Amplio y del Uruguay.
Otro favor perverso que le haríamos al seregnismo y a Seregni es reducirlo y amoldarlo a las necesidades circunstanciales y no observarlo en toda su dimensión, su proyección y sus enseñanzas.
Seregni fue el principal responsable de la profunda transformación de la izquierda y la incorporación de los valores democráticos, con su ejemplo durante la dictadura, a la salida de la cárcel, en sus relaciones con el mundo político e institucional. Su sentido patriótico le aportó a la izquierda y al progresismo una dimensión nacional, uruguaya, que nunca había tenido antes. Por eso fue posible, necesario y fundamental para el Frente Amplio.
Seregni hizo un aporte fundamental a la moral y la ética como valores esenciales de la política, conceptos y comportamientos que llevó hasta las últimas consecuencias.
Seregni era batllista y no lo negaba, no solo en su origen, en su trayectoria dentro del propio ejército, con sus tensiones y contradicciones, pero por sobre todo le dio a su condición de militar un sentido antes que nada nacional, al servicio de TODA la nación y no de una fracción del poder. Y lo hizo sin renunciar a sus ideas y a elegir sus prioridades democráticas y republicanas de las Fuerzas Armadas como defensoras de la Constitución y las leyes.
Su influencia batllista estuvo presente en muchas de sus ideas programáticas, en su visión de todo lo que el país había acumulado y aprendido de los años del estado del bienestar. Y ese fue un aporte no solo al rigor histórico sino a la apertura y capacidad de comprensión de los cambios producidos en el Uruguay para la izquierda y el progresismo.
Su labor al frente del FA en tiempos muy complejos, su nacimiento, la primera campaña electoral, el golpe, la dictadura, la salida de la dictadura, la recuperación democrática, los cambios constitucionales y las nuevas realidades y la ampliación del Frente a nuevos sectores políticos, ideológicos, culturales y sociales. Fue un aprendizaje conjunto, duro, difícil y lleno de tensiones y Seregni hizo un gran aporte personal, pero lo hicimos entre todos, esos cambios nunca hubieran sido posibles impuestos, sino con la voluntad de todos. Y no estuvo exento de contradicciones y diferencias.
Seregni tuvo una particular influencia en las candidaturas del Frente Amplio, tanto a la presidencia como a la Intendencia de Montevideo. Fui testigo directo de esa realidad y de esa necesidad de aportes, sacrificios y esfuerzos de diversas fuerzas políticas, en particular de algunas.
Fue firme cuando la división del Frente Amplio, pero supo aportar su sensibilidad política para afrontar el nuevo reto, donde con exclusiones se pretendía desplazar al FA como alternativa a los partidos tradicionales. Y no lo hizo solo con discursos e inteligencia política, sino promoviendo figuras y candidatos. Y acertó, con el apoyo del conjunto del FA.
Todos tenemos presente su discurso en el Paraninfo de la Universidad y muchas veces tenemos la tentación de compararlo con la actualidad. Se pueden cometer grandes aciertos críticos y también grandes y peligrosos esquemas.
Nadie tiene derecho a tratar de adueñarse del seregnismo, porque su influencia ha crecido y ocupa un lugar fundamental en todas las principales fuerzas políticas del Frente. Lo demostró de manera cabal la última elaboración de las bases programáticas y el conjunto actual del discurso político del FA. En las formas y en los contenidos.
Las cosas han cambiado mucho en el Frente Amplio, hace algunos años había necesidad de darle identidad propia a ese legado dentro del FA y algunos incluso elegimos su nombre para definirnos, hoy todo ha cambiado radicalmente, Seregni es definitorio en el pensamiento y la acción de la mayoría del FA. No de todos, pero de una gran mayoría y esa influencia hay que ensancharla no cercarla.
Lo fundamental no es creer que puede existir un seregnismo con marca en el orillo, que ayudará a crecer al FA. Creo que la gran tarea es ayudar con grandeza a que el seregnismo crezca todavía más dentro del propio FA. Y eso está sucediendo, como las mejores tradiciones unitarias y la generosidad son hoy un patrimonio del conjunto del Frente, aunque haya tensiones y también contradicciones.
Darle a la figura, a las ideas, a las conductas de Seregni su verdadero significado unitario, no es solo válido y necesario para el FA, sino en primer lugar para el Uruguay, para su democracia, su Proyecto Nacional, su avance en los derechos y en la justicia social y la libertad.
El general Líber Seregni fue en primer lugar un gran uruguayo y reducirlo, limarlo para cualquier proyecto sectorial es no entender su principal legado.
La batalla incesante, incansable por unir la política con la sensibilidad social, con una cultura de la justicia, de la más amplia libertad y de los comportamientos más inflexibles por la moralidad pública, eso es seregnismo sin dueños y con grandeza.
Seregni nos demostró su sentido de la unidad en la diversidad cuando asumió sus responsabilidades en los momentos más difíciles y cuando tuvo que renunciar. Eso es coherencia, esa era responsabilidad y colocar los objetivos comunes por encima de cualquier interés personal. Eso era Seregni y lo seguirá siendo.
La relación laica, rigurosa, crítica y justa de las fuerzas políticas con sus conductores, es decir con su propia historia, son rasgos fundamentales de nuestra identidad, de nuestra supervivencia ante los grandes desafíos de la represión, pero también de las tentaciones del poder.
Ni siquiera publicitariamente o propagandísticamente es justo utilizar a Seregni fuera de su dimensión como conductor, como líder, como creador de una nueva cultura política nacional y de izquierda.
Menos si es utilizada como bandera sectorial y reductiva de su verdadero papel. Nada más alejado del general Líber Seregni que utilizarlo en una disputa interna y personal.
- UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias
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