Horas después del atentado contra Donald Trump publicamos que, como debemos descartar que algún candidato pueda cuestionar el poder real de las sectas capitalistas que controlan el poder del ápice, había que revisar la diferencia entre los dos candidatos aprobados por estas sectas.
Por un lado “Trump es el candidato de los millonarios, por el otro ha dado señales de querer tocar la estructura de la OTAN de la misma forma que John Kennedy cuando intentó disolver la CIA. La paradoja consiste en que la estructura de la OTAN es parte de los intereses financieros de las mayores corporaciones. Todo lo que nos recuerda que aún más allá de los supermillonarios que se benefician de la dictadura económica, se encuentra un poder mayor y más oscuro que opera como mafia global…”
Todo el proceso, como es tradición, nunca será aclarado antes de que la verdad deje de ser importante. ¿Por qué a la seguridad no se le ocurrió enviar a alguien a darse una vuelta por uno de los galpones cercanos, donde un joven inexperto y reconocido mal tirador trepaba con un enorme rifle AR y se tomaba su tiempo para acomodarse y disparar con alguna precisión?
Tanto tiempo, que los asistentes lo visualizaron antes de que comenzase a disparar. ¿Por qué los francotiradores que lo tenían en la mira esperaron tanto, hasta que el asesino comenzara a disparar, para al menos herirlo en una pierna con sus rifles de 30 mil dólares cada uno?
Entre las tres principales teorías, la de un autoatentado parece la más débil. Nadie permitiría que un Guillermo Tell le dispare sin asesinarlo a cien metros de distancia. Ni siquiera aquellos que, en secreto, pudieron planear el incidente, no para matar a su candidato sino para promoverlo a una siguiente etapa, la que podía ser: (1) victimizar al héroe sobreviviente, o (2) imponerle condiciones que, de otra forma, no aceptaría.
¿Esto es técnicamente posible? Sí lo es. En 2012, Sandia National Laboratories logró desarrollar una bala autoguiada que podía rastrear un objetivo y era capaz de actualizar su posición 30 veces por segundo hasta impactarlo a casi dos kilómetros de distancia. En muchos casos, el proyectil, dotado de tres ojos, pudo seguir indicaciones milimétricas de una fuente independiente del rifle que lo dispara. Más recientemente, la University of Florida (vivimos allí por un tiempo), creó otra “bala inteligente” con la capacidad de enviar datos de su trayectoria a una computadora ubicada a una cuadra de distancia. Esta tecnología fue financiada por (¡oh, no!) Lockheed Martin, uno de los gigantes de la Industria de la Muerte ―llamada Defensa.
Ahora, si prestan atención a las imágenes de los francotiradores de la guardia de Trump (dejemos de lado la discusión sobre la pulsera roja Kabbalah de uno de ellos), ambos están usando “precision-guided firearm” del tipo TrackingPoint XS1. (Como ocurrió con los cañones de microondas, Rusia e Israel también están desarrollando estas tecnologías y habría que ser demasiado ingenuo para descartar que China no se haya sumado a esta carrera demencial.)
Dos días después del atentado, se realizó la Convención del Partido Republicano, cuyo único condimento consistía en revelar el nombre del candidato a la vicepresidencia. Entre una larga lista de aspirantes, no estaba quien finalmente resultó elegido. Muchos debimos ir a informarnos más sobre este candidato, del que apenas si conocíamos su nombre: James David Vance (Bowman, al nacer). Eso nos pasa a algunos por no leer best sellers.
Vance es abogado por Yale University y autor del éxito de ventas Hillbilly Elegy sobre la historia de su familia en Ohio. Básicamente, la historia es una serie de anécdotas personales de resentimiento entre pobres (los que reciben ayuda del Estado para comer y los que no) y sobre los valores morales superiores de su familia (como el amor y la responsabilidad), lo que explicaría el happy ending de la meteórica fortuna de su hijo prodigio. Previsiblemente, esta historia fue llevada a una película.
La crítica no la trató bien, pese a las grandes figuras de Hollywood que fueron contratadas. Jared Sexton observó el simplismo de las moralejas de Vance que ignoran el racismo estructural de la pobreza. Su libro, catapultado a las ventas por medios conservadores, además de ser una celebración de sí mismo por su éxito económico, se hizo eco de la retórica conservadora de auto victimización de los blancos sacrificados, un viejo y renacido mito que ya analizamos en detalle en “La Frontera Salvaje”.
Luego de considerar a Trump “un idiota” y asegurar que “nunca lo apoyaría” en 2016, en 2022 Vance fue depositario de fuertes donaciones del AIPAC, el poderoso y temido lobby israelí. Ninguno de los candidatos apoyados por el AIPAC perdió sus elecciones. Algunos raros, como Bernie Sanders, fueron cancelados. En 2016, la directora del Comité Nacional Demócrata, graduada de University of Florida y representante por Miami, Debbie Wasserman Schultz, debió renunciar luego de las elecciones internas que favorecieron a Hillary Clinton, cuando se supo, aparte de correos filtrados por WikiLeaks, que había recibido un millón de dólares del AIPAC para manipular el proceso de selección de candidatos.
Por las dudas, el multimillonario Peter Thiel contribuyó con 15 millones para la campaña de Vance al senado. De origen alemán, Thiel, como los de su clase social (todos se conocen de copas), posee grandes inversiones en las mayores compañías del mundo, entre las cuales están Facebook, PayPal, Airbnb, LinkedIn, Spotify, SpaceX, Quora y Clearview AI (cuestionada por su tecnología de reconocimiento facial) y Artificial Intelligence Platform usada para masacrar sub-humanos en Gaza.
En un abrir y cerrar de ojos, Vance se convirtió en senador por Ohio con 38 años. Ahora, un año después, es catapultado, de forma sorpresiva para algunos, no solo como candidato a la vicepresidencia sino como futuro líder de la política de este país. Sus amigos, contentos.
O casi. Como cualquier conservador, Vence está contra el matrimonio igualitario, pero también a favor de prohibir la pornografía, posición que seguramente cambiará pronto, ya que el rabino Solomon Friedman, cofundador de Ethical Capital Partners (Sociedad de Capital Ético), adquirió por 52 mil millones de dólares PornHub, RedTube y YouPorn. Según Friedman, lo más atractivo de estas compras es hacerse de la tecnología que los impulsa.
Si había alguna duda sobre la futura política internacional de Trump, el problema se solucionó con la inserción de J.D. Vance como vicepresidente. Vance es partidario de ir a la guerra con Irán, por no seguir con la lista.
¿El atentado contra Trump tuvo algo que ver en esta decisión? Lo más importante de la política del poder se puede saber, pero pocas veces se puede probar. Los conspiradores son tan opacos y monopolizan el poder de una forma tan absoluta que es casi imposible saber lo que hacen con nuestro dinero, como el dinero de los impuestos, de las jubilaciones, de los intereses que los trabajadores pagan por recibir dinero ficticio y violencia real―todo en nombre de la paz, la seguridad, el progreso, la prosperidad, la democracia y, obviamente, la libertad.
JM, julio 2024
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(*) Jorge Majfud Albernaz, nació en Tacuarembó (Uruguay) el 10 de setiembre de 1969. Se graduó en Arquitectura en la Universidad de la República de Uruguay en Montevideo, y se doctoró en Literatura Hispánica en la Universidad norteamericana de Georgia. Reside en Estados Unidos desde 2003. Es habitual colaborador en diferentes medios internacionales. Su libro “La Frontera Salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina” está considerado uno de los textos de estudio más importante publicado a nivel mundial. Actualmente es catedrático de Literatura Latinoamericana y Estudios Internacionales en Jacksonville University (EE.UU).
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