EN DEFENSA DE LAS FIESTAS CRIOLLAS / Por Dr. Carlos Arezo Posada (*)

Los fundamentalistas,  gente que son activistas en la defensa a ultranza de los caballos, no ven la realidad económica, social y cultural que trae aparejado el entorno de las fiestas criollas, uno de los aspectos fundamentales de la tradición, y lo que significa en nuestra historia el gaucho y el caballo para el gaucho. Nosotros  tenemos que valorar globalmente lo que representan las jineteadas y las destrezas criollas en nuestro país. El Uruguay nació de la mano de las destrezas criollas, ya sea a través del adiestramiento de los caballos, de la doma, las jineteadas, el viejo juego del pato, las yerras, las carreras, los raids o cualquier otra actividad lúdica rural. Pero lo que importa es destacar el número de este tipo de fiestas, porque si bien se mira esto en Montevideo, -y los indignados están en Montevideo donde se desarrollan las Criollas del Prado y del Parque Roosevelt-, en los lugares donde más se dan es en el interior, a lo largo y ancho del país.

Al cabo de todo el año, más o menos se realizan alrededor de mil fiestas criollas. Mil fiestas que están relacionadas con esta realidad económica, social, cultural y tradicional de nuestro país. Ahí  vemos, no solamente los eventos característicos de las jineteadas, las yerras, los chasques, los raids, los juegos de polo, las carreras de caballos y la cantidad de gente que se mueve alrededor de  ésto, donde todas las actividades se centran en los caballos. Si empezamos a poner un promedio de gente que va, que concurre, o que está en todos estos eventos, son aproximadamente, -para tirar un número-, mil personas como mínimo a cada fiesta.  Si nosotros pensamos en mil personas por evento, circulan alrededor de casi un millón de personas, prácticamente un tercio de nuestra población total, en el período que va desde agosto hasta mediados de mayo de cada año, donde se concentra la mayor cantidad de eventos.

Bueno, es mucha gente, es decir, tal vez uno se quede corto con tanta gente que anda en ésto, pero la realidad en el interior es más palpable como hecho social, porque las fiestas, este tipo de eventos, tienen un sentido diferente del que se hace en Montevideo. Ustedes deben pensar en las fiestas que se organizan para las escuelas rurales, para las policlínicas, para los  hospitales, es decir, gente que va, el vecino que pone un cordero, otro una vaquillona, otro lleva la tropilla de la zona, es decir, realmente hay mucha gente que colabora, que presta su dedicación y apoyo para  obtener los réditos económicos para tratar de lograr los objetivos. Sucede también con la necesidad de ambulancias, la necesidad de conseguir dinero para  combustibles, el apoyo a policlínicas y los hospitales. Acuérdense todo lo que convocó el Hospital de Tacuarembó: tres Encuentros Manantiales donde se llegó a conseguir mucho dinero, se compraron instrumentales importantísimos para el Hospital. O sea que esto se repite paulatinamente en parajes y localidades del interior. Como ven, la gran mayoría de estos eventos tienen un fin social y terminan colaborando directamente con entidades del estado, generalmente son públicas (Policlínicas, Escuelas, Hospitales, Hogares de Ancianos).

  Si no cuidamos esto y le damos para adelante, no tendremos todo lo demás que la parafernaria implica, es decir: los buenos domadores, los buenos entrenadores, los buenos jugadores de polo, los buenos corredores de enduro, los buenos preparadores para el freno de oro, no vamos a tener tampoco caballos preparados y jinetes expertos. Nosotros tenemos que pensar que Uruguay es de los países donde están los mejores entrenadores de caballos, los mejores preparadores de caballos, los mejores herreros. Han ido veterinarios uruguayos a trabajar a España y otros países,  porque se distinguen cuando llegan allá, por provenir de  países donde mejor se especializan en este tipo de labores.

Hay una cantidad de gente que trabaja en esto (peones, guasqueros, talabarteros, vareadores, domadores, veterinarios, gerentes, administradores). Para que vean, no es decir, salir y hablar contra lo que significa la fiesta de la jineteada en sí, o la fiesta donde se utiliza el caballo; hay que ver también lo que esto representa, lo que genera y todo lo que involucra. Además se debe destacar la legislación que respalda a estos espectáculos y les otorga categoría de valor nacional. Hay dos leyes muy importantes: la Ley 17.958, cuyo proyecto estuvo varios meses en el Parlamento, y al final se aprobó el 14 de abril de 2006, donde se establece que las jineteadas y las destrezas criollas son ‘‘deporte nacional’’,  y la Ley 17.964 de 13 de julio de 2006. donde se establece que el ‘‘15 de setiembre es el día del jinete oriental’’.

Esta gente  habla de los problemas con los caballos, pero justamente, se fijó esta fecha, porque un jinete cayó y terminó muriendo a causa de una jineteada, por eso se recuerda tanto este día, por el hombre que  allá por el litoral  terminó falleciendo a causa de  los golpes que recibió en la jineteada. Es decir, me parece que están errando en la forma de encarar el tema y no ven  el espectro general de lo que  acontece.

Tienen presente  hechos puntuales sin tener en cuenta lo demás que  pasa con los animales. Sobre todo en el campo, si vamos a ver todo lo que se hace con los semovientes en campaña, con sus criterios tendríamos que empezar a prohibir esquilas, a prohibir la matanza de animales para consumo humano, es decir, una serie de extremos que en definitiva afectaría la producción nacional. Por eso creemos  que estos fundamentalistas están enfocando el tema en forma parcial y errónea.

(*) Director Departamental de Cultura

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