LA REVOLUCIÓN DEL HOMO SAPIENS A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Por Esteban Valenti.

Vivimos el proceso circular, revolucionario, en el sentido planetario del giro, desde que los seres humanos evolucionamos desde los simios, hasta la actualidad y la Inteligencia Artificial y la contradicción con la existencia de la humanidad, de las sociedades tal como las hemos conocido en su evolución.

La Inteligencia Artificial hoy está en manos de dos países, Estados Unidos y China. Y lentamente, demasiado lentamente se ha transformado en uno de los grandes temas globales de debate, por su relación, con el trabajo, con la cultura, con la política, la economía, la salud, el entretenimiento y naturalmente los apremiantes aspectos militares, no solo de tecnología, sino en relación directa con el combate y con las guerras.

En el caso de la IA todo parte de algunas preguntas dominantes: ¿Se impondrá por encima de todo lo humano, condicionando toda su vida individual y social?

¿Será simplemente un nuevo escalón tecnológico que se integrará normalmente y sin sobresaltos en el desarrollo de las sociedades y del mundo global?

A la inteligencia artificial, hay que agregarle un elemento muy importante, la combinación con la computación cuántica.

¿Qué es la computación cuántica?

La computación cuántica es un campo multidisciplinario que aúna aspectos de ciencias de la computación, física y matemáticas y utiliza mecánicas cuánticas para resolver problemas complejos más rápido que las computadoras clásicas. El campo de la computación cuántica incluye investigación de hardware y desarrollo de aplicaciones. Las computadoras cuánticas son capaces de resolver ciertos tipos de problemas más rápido que las computadoras clásicas, ya que sacan partido de los efectos de la mecánica cuántica, como la superposición y la interferencia cuántica. Algunas aplicaciones en las que las computadoras cuánticas pueden brindar dicho impulso de velocidad son el machine learning (ML), la optimización y la simulación de sistemas físicos. Entre los casos de uso eventuales se incluyen la optimización de la cartera en finanzas o la simulación de sistemas químicos; en definitiva, la solución de problemas que actualmente no pueden abordar ni las supercomputadoras más potentes del mercado con velocidades de procesamiento de datos exponencialmente más rápidas.

No se trata de abrumarnos, sino de reforzar todo el conocimiento y la sensibilidad humanista que ha acumulado la humanidad, en las ciencias más variadas y no reducir todo a aspectos tecnológicos.

Comencemos por la aparición de los primeros seres humanos. La hipótesis científica actualmente más aceptada sobre el origen de la humanidad es que la especie humana moderna (llamada Homo sapiens) surgió en África, hace unos 200.000 años, tras un proceso evolutivo de millones de años. Según información del Programa Orígenes Humanos del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian (Estados Unidos), antes del hombre moderno, otros homínidos ya ocupaban el planeta.

¿Cómo ocurrió la evolución humana?

Se cree que los primeros homínidos (linaje Homo) evolucionaron a partir de un ancestro común entre los grandes simios actuales, que vivieron hace entre 8 y 6 millones de años.

Hace unos dos millones de años apareció el primer ejemplo de homínido, el Homo habilis. También sería el primero de su linaje en poder utilizar herramientas, según datos de la Enciclopedia de la Vida, mantenida por el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian.

Hablar de evolución es naturalmente el término correcto, pero en ese proceso hubo necesariamente un cambio cualitativo y no solo acumulativo, algo que lo cambió todo, que hizo que simios fabricaran y utilizaran herramientas y armas, se cubrieran del frio, se formaron en grupos de cazadores, realizaron pinturas en las cavernas y dieron comienzo a este largo proceso de 200.000 mil años hasta la actualidad. No fue por una simple acumulación, hubo algo.

Yo creo que ese algo que lo cambió todo fue la capacidad de imaginar, para construir una herramienta o un arma, primero hay que imaginarla a partir de la propia experiencia práctica e ir evolucionando en su mejora y en su uso, y todo el largo proceso que incluye la construcción de viviendas, la agricultura, el consumo de vegetales que requerían un proceso previo, porque no son simplemente un fruto, exigió imaginación. El cerebro de algunos de los primates utilizó una posibilidad, una combinación de neuronas que nunca había sido utilizado en millones de años de existencia.

Y hoy en día esa sigue siendo la diferencia fundamental entre los animales y los seres humanos, la capacidad de imaginación.

La imaginación es la capacidad de crear representaciones mentales de objetos o sucesos que no existen o que no han sucedido. Es una función cognitiva que permite generar nuevas ideas y posibilidades a partir de fragmentos de conocimientos acumulados. Esa función es un cambio radical en el uso del cerebro en los simios primitivos.

Han transcurrido millones de años desde la existencia de los animales sobre la tierra y los seres humanos tienen el monopolio de esa función, de la imaginación y todo el desarrollo histórico, desde el lenguaje, la escritura, el arte, la producción, todas las ciencias y tecnologías se apoyan en esa capacidad diferente.

Ahora estamos ante una pregunta que aparenta ser totalmente diferente, ¿la inteligencia artificial sustituirá a los seres humanos?

Para responderla, o tratar de hacerlo no se puede recurrir a la tecnología, sino a componentes de la cultura humana mucho más complejas, que en si misma son la expresión de esa imposibilidad de la sustitución de los humanos, la sociología, la filosofía, la antropología, la sicología y otras conexas. Y volver a recurrir a la imaginación, proyectando las posibilidades y peligros en el futuro.

Todas estas disciplinas, ciencias, surgieron también a partir de la imaginación, crearon ideas nuevas, que nunca antes habían existido, que se diversificaron en diversas escuelas y corrientes y que hoy son parte fundamental de la cultura, es decir del soporte de la humanidad.

No importa la velocidad de procesamiento de datos, que sin duda no ha llegado a su máximo nivel ni siquiera con la computación cuántica, lo que las máquinas no tendrán, a pesar de las muchas películas del género, es imaginación, es una ética, una épica, una estética.

No hay IA que sea capaz de componer la 5ta. Sinfonía de Bethoven, ni escribir El Quijote de la Mancha. Una cosa es concebir la evolución, el progreso del ser humano sin establecer límites previos, aunque la realidad actual de la humanidad esté plagada de injusticias, de desproporciones, de peligros de extermino por las guerras o por otras causas como el cambio climático y otra cosa es el miedo y la amenaza de la IA como el peligro de extinción de la humanidad.

Muy diferente es creer que con simples razonamientos y quedándonos tranquilos resolveremos los muchos y complejos desafíos de la IA, o del calentamiento global, o la globalización capitalista desenfrenada.

El humanismo no es una realidad inmanente, que existe por sí sola, la historia de la humanidad ha estado plagada de momentos de serios peligros de barbarie y de involución y hasta de desaparición. Hace menos de un siglo el nazismo y el fascismo, construcciones totalmente surgidas del hombre y su imaginación, llevaron el mundo al borde de la peor tragedia.

El nivel de las tecnologías militares y su capacidad destructiva nuclear, creadas también ellas a partir de la imaginación, tienen al mundo bajo el peligro latente de un conflicto bélico que haga desaparecer no solo los seres humanos, sino los seres vivos de la Tierra.

Fueron nuestras industrias, nuestro modo de vida, nuestra capacidad de contaminación que crearon la realidad del calentamiento global. También podemos y debemos utilizar todo el conocimiento acumulado y nuestra imaginación para revertir la situación, antes de que sea demasiado tarde.

El mayor enemigo de la imaginación, de la creación positiva, es la pasividad, son miles de millones de seres humanos entregados a su destino, o mejor dicho al destino diseñado y actuado por las élites cada día más soberbias, incultas, deshumanizadas.

  • UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias

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