El abogado y economista, analista político ligado al Partido Nacional, ex Ministro de Economía del gobierno del herrerista Luis Alberto Lacalle, pero hoy dedicado a la actividad privada y a la escritura de libros y columnas de opinión lejos de la órbita política activa presentó recientemente el libro “Desde la pluma”. Una recopilación de artículos periodísticos escritos en Búsqueda, El País, El Observador y Voces, además de trabajos realizados para algunas conferencias. En esta nota de Posadas habla de la sociedad, de la política uruguaya y del Estado de Derecho al que considera cada vez más perdido.
Una sociedad en suspenso. “Yo tengo la impresión y quizás son consideraciones de viejo, de que el Uruguay se ha ido achicando y que estamos como muy chatos, muy mediocres, siempre revolviendo los mismos temas en clave de reclamo” afirma seguro de Posadas mirando directo. “Nuestra cultura contemporánea tiene una característica que es que, cuando logramos movilizarnos a través de la expresión inmediatamente trasformamos nuestras expectativas en derechos y lo que se ha perdido con esto, es el sentido del deber; todos estamos tironeando, pataleando por nuestros derechos y eso ocupa casi toda la atención y el tiempo cultural, político e intelectual del Uruguay y eso lo hace muy quieto porque además va enrabada con un profundo conservadurismo, nosotros estamos cada vez más nostálgicos, creyendo que nuestro futuro está en la década del 50, creyendo que nuestro futuro es el Maracaná y que además es posible volver; ese es el nirvana de la cultura uruguaya, en una combinación que no es buena y le quita al Uruguay el apostar a la excelencia, la esperanza de una vida mejor más allá de lo económico, y que vuelva a ser una sociedad abierta al mundo”.
“El uruguayo en si es bastante pesimista y yo no escapo a eso, pero me parece que hay que empujar y dar manija para salir adelante” reflexiona.
¿El Estado de Derecho en riesgo? “En una sociedad que todo discurre en función de los derechos y el reclamo hay cosas que se están desdibujando, sobre lo que este gobierno ha contribuido y refiere a ciertas instituciones básicas de una sociedad democrática y a la vigencia del Estado de Derecho” afirma el economista, que además de la imagen del presidente José Mujica tiene una posición formada. “Nadie puede decir que hoy la Presidencia de la República en el Uruguay sea una institución de gran jerarquía, está banalizada y ha sido relativizada por el propio Presidente de la República porque hay una concepción; la informalidad de José Mujica, en su vestimenta y formas no es una casualidad, es algo que se expresa, un uniforme analizado políticamente, que responde a una concepción, y no tiene que ver con que haya cambiado o siempre haya sido así”.
Para de Posadas el Parlamento es otra institución central en la democracia y que en nuestro país está totalmente “minusvalorada”. “Lo mismo sucede con la justicia que ya no concita el respeto que representaba antes, lo mismo sucede ante el director de un liceo o un docente de una escuela que hace 15 años era una personalidad. Yo creo que coinciden factores distintos desde culturales de bastante tiempo atrás y conductas del gobierno que agravaron hasta sin querer” agrega.
“Mujica bobo no es y no es que no se de cuenta de lo que trasmite, tiene un enorme reconocimiento en el exterior pero no significa que sea la piedra filosofal. Lacalle, Sanguinetti, Batlle lo lograron en menor medida. Tiene muchas explicaciones; una de las cosas que impacta mucho es la pobreza material, económica con la que muestra y que es auténtica y eso impresiona mucho” afirma quien reveló que estuvo 8 años sin cobrar el sueldo tanto de senador como de ministro, pero destaca que estaba avalada por una situación económica diferente a la del mandatario y cómoda; “para mi todo lo que estaba haciendo tenía un sentido, era cumplir con un deber”.
Aliados. Según de Posadas, que estuvo involucrado en el surgimiento de varias instituciones sociales como Niños con Alas, el Liceo Jubilar y el Liceo Impulso entre otros proyectos desde su visión no pretende monopolios, pero subraya que lo más visible y preocupante es que las organizaciones sociales tienen personas individuales trabajando pero que no se ven tanto a nivel de las instituciones actores de primera fila, a nivel político y de las gremiales lo que les daría más fuerza.
“Mi preocupación es que los actores que más visibilidad tienen y son fundamentales en formar opinión están muy achicados en su espectro de preocupaciones” destaca.
Como parte de activar la recomposición del sistema educativo, de Posadas admite que recientemente le realizó un planteo a Mujica para que las empresas puedan exonerar impuestos a cambio de volcar en proyectos educativos.
“Se trata de una iniciativa que fue del Frente Amplio, y es permitir que las donaciones a instituciones educativas marginadas sean parcialmente aplicadas a impuestos pero le pusieron un techo, por lo cual el efecto es limitado. Mi idea es simplemente subir ese techo, es un decreto por lo que no precisa de sindicato ni nada. Mujica me pidió que le redactara el decreto y lo hice y bueno estoy a la espera de una resolución, y comencé a presionar a través de mis separatas”.
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Ignacio de Posadas Montero, cumple 70 años el próximo 15 de enero y es padre de cuatro hijos. Hijo del abogado y político Gervasio de Posadas Belgrano y de María Elena Montero. Graduado como abogado en la Universidad de la República en 1973. Estudió economía y filosofía en universidades de Estados Unidos de América y Canadá. Realizó asimismo estudios teológicos, haciendo incluso el noviciado en la Compañía de Jesús, durante varios años haciéndose amigo del argentino Francisco Bergoglio, hoy Papa Francisco.
Militante del sector herrerista del Partido Nacional, en las elecciones de 1989 fue electo senador por su partido. Dos años después, a comienzos de 1992, el presidente Luis Alberto Lacalle lo designó Ministro de Economía y Finanzas, ocupando el cargo hasta febrero de 1995. En las elecciones de 1994, de Posadas conquistó nuevamente un escaño en el Senado; cámara que vicepresidió en 1996. Sin embargo, renunció a su banca al cabo de dos años y medio de legislatura, alejándose de la política activa, si bien más de una vez su nombre sonó como posible precandidato presidencial.
“Tampoco ando sacando pecho pero he podido con los años de política activa decir lo que me parecía que había que decir, para mi era más fácil porque no tenía que hacer de la política mi vida, porque tenía otro palo donde rascarme, por lo que de alguna manera he podido ser un poco más independiente. Hoy la política en actividad no me atrae como antes”
Por Bettina Silva Carneiro (bettinasilva13@hotmail.com)
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