MISMOS PRINCIPIOS, NUEVOS SUEÑOS / Por Plinio Barboza

A 48 años de su fundación el Frente Amplio renovó su mística frente a una multitud de militantes, hizo autocrítica y mostró su flamante renovación generacional de candidatos.

El pasado 5 de febrero, junto al Lago del Parque Rodó de Montevideo se llevó a cabo el acto conmemorativo de los 48 años de existencia del Frente Amplio. Una multitud acudió a la cita llenando el lugar de música, cantos, color y alegría, todos unidos por las banderas de Otorgués y la bicolor celeste y blanca de todos los orientales, y sobrevolando el ambiente la insigne figura de su Presidente fundador General Líber Seregni.

Aquel que sentenció hasta el fin de los tiempos “fuimos, somos y seremos, obreros de la construcción de la de la patria del futuro”. Por estos tiempos en que ninguna fuerza política se anima a hacer actos públicos callejeros, el Frente Amplio pudo hacer una fiesta llena de mística y responsable autocrítica como sólo lo puede hacer el Frente en Uruguay, todo esto pese al desgaste que conlleva el ejercicio de tres períodos de gobierno y el embate permanente de la más furibunda y sucia campaña desatada por la oposición uruguaya y la derecha internacional.

Si tuviéramos que elegir un signo a destacar de ese acto sin dudas señalaríamos que lo distintivo, como siempre en el Frente, fue la férrea unidad de todos los frenteamplistas. Porque así son los frenteamplista cuando se despojan de sectores y se abrazan bajo la bandera de Otorgués, saben que la unidad es la clave para alcanzar el triunfo.

Comienza un año de campaña electoral y el Frente Amplio puede decir que va cumpliendo paso a paso un camino lleno de logros y aciertos como para afrontar las elecciones con éxito. Los oradores fueron los cuatro precandidatos y el Presidente de la fuerza política, Carolina Cosse, Mario Bergara, Daniel Martínez, Oscar Andrade y Javier Miranda. En ellos estuvo representado todo el Frente Amplio.

Todos fueron legitimados en instancias estatutarias de la fuerza política. El mismo Javier Miranda, presidente de la fuerza política, presidió el Congreso que habilitó con sus votos la posibilidad de que estas cuatro personas se presentarán a dirimir a mediados de año quienes serán los que finalmente integren la fórmula para disputar la presidencia de la República. Y la elección se hizo atendiendo las inquietudes de los integrantes del comité de base, de los independientes y de todos los sectores que integran el frente. Luego el Plenario Nacional, atendiendo otro clamor de los frenteamplistas resolvió con coraje cívico y fundamento ético tomar las medidas necesarias para dar al Tribunal de ética política el respeto y el lugar que le corresponde.

Ahora hace lo que ningún otro partido político puede hacer en nuestro país como es presentar en un solo acto público a los cuatro competidores por la candidatura a la presidencia. Con este hecho deja cabalmente demostrado que puede hacerlo porque es la única fuerza política del país que se presenta con un programa único, aprobado también en los órganos de dirección correspondiente, luego de arduos y extensos debates.

El Frente demostró muchas cosas en este acto aniversario, demostró que viene haciendo las cosas bien. Hoy ya no son candidatos ni Mujica, ni Tabaré, ni Astori. ¿Quién diría que eso era posible muy poco tiempo atrás? Mucho menos hacerlo con el compromiso de todos de respetar la más preciada joya de la izquierda: la unidad en la diversidad. Es muy común oír a cualquiera de elegidos hacer referencias a aquellos gigantes que fundaron el Frente. Eso demuestra que los nuevos candidatos continúan por el mismo hilo conductor que lo hicieron los veteranos líderes que hoy dan paso a la necesaria renovación. Ellos a su vez tuvieron siempre presente que el camino que se inició institucionalmente el 5 de febrero de 1971 estuvo signado por valores de izquierda.

Fundadores que hicieron una magnífica síntesis de innumerables luchas que siempre terminaban con el resultado de que los más infelices eran los menos privilegiados. Que había una clase dominante que se había transformado en oligarquía y que había una nación imperial que trenzaba sus intereses con aquellas clases dominantes. Por eso las definiciones de la época eran que la fuerza política  podría tener el origen que fuera, siempre que estuvieran dispuestas a  luchar por los más necesitados, luchar para derrotar a la oligarquía, y romper los lazos indignos que nuestro país tenía con los gobiernos y las instituciones imperialistas.

Muchos luchaban por postulados parecidos, sólo faltaba unirlos y el diálogo, el debate franco y la enorme generosidad de todos ellos hizo posible que el Frente se transformara en esa fuerza necesaria. Los trabajadores, los sindicatos, los estudiantes, los luchadores sociales habían hecho lo suyo, el Congreso del Pueblo y la fundación de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT). De ahí salieron las bases de la propuesta frentista.

Socialistas y comunistas que ya habían comenzado sus intentos de unidad se sintieron como peces en el agua con la nueva situación. Luchadores sociales independientes de la izquierda nacional como don Héctor Rodríguez, el humanismo del socialcristianismo, las corrientes de pensamiento encabezadas por el semanario Marcha, batllistas principistas, blancos de cuño popular hombres independientes y militares patriotas se unieron en torno de la mesa con el propósito de que aquello terminara siendo lo que el pueblo uruguayo necesitaba, una herramienta para luchar por su segunda y verdadera independencia. Frente a ellos el General del Pueblo, el General Líber Seregni. Por eso luego del 5 de febrero de 1971 se oyó decir: “hermano no te vayas, ha nacido una esperanza”.

Pero todo esto que estuvo presente en la oratoria, en el pensamiento y en el corazón de los frenteamplistas de todas las horas no es suficiente para garantizar el triunfo por el cuarto gobierno consecutivo. Para ello el Frente Amplio deberá pararse bien frente a los ocasionales adversarios de la oposición y a las asechanzas del exterior.

Vivimos un tiempo nuevo que los nuevos candidatos bien conocen. Tampoco alcanza con reivindicar todas las conquistas logradas en estos quince años de gobierno que trajeron una necesaria agenda de derechos que el país nunca tuvo, el manejo de la macroeconomía que nos ha plantado en el mundo como uno de los países latinoamericanos más prósperos, nada de lo hecho por muy bueno que sea va a alcanzar.

Porque la gente exige y hace bien en exigir, porque todos sabemos que hay mucho camino por andar. Todos lo saben, fue un enorme festejo el del 48º aniversario, festejo y orgullo por este presente y el maravilloso pasado. También lo dijeron los candidatos, ahora seguimos para redoblar por el futuro.

Con la figura de Seregni que nos sigue diciendo que una luz puntual nos espera, por el camino que él pidió a Artigas que nos guiara. Las banderas, los principios bien altos, como estuvieron el 5 de febrero de 2019.

 

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