… y la celeste, la histórica selección uruguaya, aquella que atravesó los tiempos y los tiñó de gloria, otra vez sacó a los orientales a la calle, al festejo. Muchos mayores, pero sobretodo jóvenes salieron a festejar en todo el país “desde el Cerro a Bella Unión”. Como nunca hubo una identidad uruguaya tras el Pabellón Nacional, el de las once franjas y un sol. Pero no fue solo por obtener la Copa América que esto ocurría, sino que empezó hace exactamente un año, desde el histórico y honroso cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica.
El estadio mundialista argentino Monumental de Núñez recibió a los casi 35 mil uruguayos que atravesaron el Plata y el Uruguay, y en caravanas y caravanas desfilaron por las avenidas de la capital del hermano país que conducen al campo de juego del Club River Plate.
Ya la noche antes el centro de Buenos Aires estaba coloreado con los tonos del cielo, los porteños saludaban y nos deseaban suerte. Los taxis con las dos banderas puestas: la Argentina y la nuestra. En bares y pizzerías se intercalaban nuestros colores con los colores guaraníes, que era los menos. Había respeto y “suerte para mañana”.
Todo presagiaba una gran final. Pero no fue a la uruguaya, porque el partido fue de Uruguay desde el principio. Con el gol del salteño Luis Suárez y el esperado primero de Forlán, la Copa América estaba asegurada y cruzaría “el charco” en los brazos del “Capitán América Lugano”, el tercer gol que hizo Diego ya fue un regalo.
Uruguay, el pequeño Uruguay con apenas 3 millones y algo de habitantes, prácticamente el mismo número de jugadores de fútbol que tiene el vecino Brasil, “se ganó nomás” la 15ª edición del campeonato de selecciones más antiguo del mundo. Además fue premiado por el “fair play” o “juego limpio”, Sebastián Coates fue quien jugó mejor entre los de su edad y Suárez fue el “Mejor Jugador”.
Vale reconocer la prédica del maestro Washington Tabárez secundado en la preparación física del hombre de Paso de los Toros, profesor José Herrera; en ella se gestó este triunfo, por la humildad y solidaridad de su equipo dentro del campo, pero, fundamentalmente, en la corrección y educación de sus jugadores ante los medios de comunicación, destacando siempre el esfuerzo conjunto y el trabajo constante.
La estirpe del José Nazassi y Obdulio Varela, sigue floreándose por los estadios del mundo y “la celeste nos regaló un sol”.
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No estamos acostumbrados…
Los uruguayos hacemos todo el último día, cinco minutos pasada la hora. Si la reunión es a las 20 horas empieza a las 20:30; si el espectáculo es a las 21 comienza a las 21:30; el ómnibus sale a las 13 horas pero en Uruguay es a las 13:15; tenemos todo el mes para pagar la cuota, pero la pagamos haciendo fila el 31.
Si ganamos una final, es en los descuentos y si es por penal ¡mejor!
Pero esta vez, no fue así. En el primer tiempo ya estábamos 2 a 0 sobre los paraguayos, y todavía vino el tercero de Forlán en el segundo tiempo, y el partido ya estaba liquidado un rato antes del pitazo final del árbitro. Y no estamos acostumbrados a eso, parece que nos faltó algo. O empezamos a cambiar o es la excepción e la regla. Eso sí le ganamos a Paraguay en una cancha Argentina y con un juez de Brasil.
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Alineaciones:
Uruguay: Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, Diego Lugano, Sebastián Coates, José Martín Cáceres (Diego Godín, 88), Álvaro González, Diego Pérez (Sebastián Eguren, 69), Egidio Arévalo, Álvaro Pereira (Edinson Cavani, 64), Diego Forlán y Luis Suárez. DT Oscar Washington Tabárez.
Paraguay.- Justo Villar, Iván Piris, Paulo da Silva, Darío Verón, Elvis Israel Marecos, Enrique Vera (Marcelo Estigarribia, 64), Néstor Ortigoza, Víctor Javier Cáceres (Hernán Arsenio Pérez, 64), Christian Riveros, Nelson Haedo Valdez y Pablo Zeballos. (Lucas Barrios, 76). DT Gerardo Martino.
(Fotos con festejos en Tacuarembó)
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