VIDA DE PERROS

Mi amigo se me está poniendo viejo ¿cómo lo puedo ayudar? En esta fase de la vida es vital redoblar las atenciones para con nuestro perro.

Vinculado a los canes casi desde su nacimiento, Andrés Peirano abandonó una promisoria carrera en la Fuerza Aérea luego de que sus experiencias en Congo le llevaran a volcarse por completo a su vocación por los perros.

Tal como lo relatara en diálogo con Montevideo Portal, el contacto con la violencia y la indefensión de los más débiles le llevó a concebir un proyecto único: entrenar perros callejeros como sistema de alerta temprana y protección de mujeres y niños. Estos animales podrían prestar un valioso servicio en lugares -como el mencionado país africano- donde la población civil está a menudo indefensa ante el accionar de grupos armados.

En la actualidad, Peirano ejerce como entrenador y da cursos de capacitación en la materia. También realiza tareas de apoyo emocional mediante perros entrenados, dirigidos a confortar a personas que han pasado por experiencias traumáticas, como el caso de quienes se ven afectados por inundaciones, algo tristemente frecuente en nuestro país.

En su nuevo artículo, Peirano ofrece una serie de consejos para lograr que nuestro noble amigo tenga una vejez apacible y con buena salud.
Muy a menudo hablamos de cachorros o perros adultos, pero no siempre nos acordamos de los perros gerontes o ancianos. Son los más olvidados en los refugios y los que más atención requieren, y muchas veces noto que inclusive en sus hogares quedan relegados debido a que ya no son tan activos.

A la hora de hablar de perros que superan los diez años, como en cada diferente etapa del desarrollo del can debemos adaptar nuevamente toda su rutina para acompañar esta nueva fase de la mejor manera para todos.

Al alcanzar la tercera edad las necesidades nutricionales del perro cambian, por lo que es importante modificar su alimentación y apuntar a una dieta «sénior». Así, debemos optar por alimentos con menor contenido graso y calórico. Estos alimentos suelen ser más blandos ya que es normal que con la edad el animal pierda dientes.

Evitar los extremos ayudará mucho en esta etapa de la vida. Debemos evitar el sobrepeso, ya que esto puede generar problemas de salud en ese momento tan delicado de su vida. Pero tampoco es bueno que esté demasiado delgado, por lo que encontrar un equilibrio es fundamental.

Mientras su cuerpo y su estado de salud lo permitan, es muy bueno para un perro anciano realizar ejercicio leve, por lo que debemos reducir la duración y la intensidad del ejercicio que realiza pero no eliminarlo por completo.

A medida que pasen los años el perro irá perdiendo el sentido de orientación, el olfato, la vista, el oído y hasta la memoria. Adaptar nuestra rutina juntos teniendo en cuenta esto le ayudara a sobrellevar estos cambios de mejor manera.

Otro de los cuidados de un perro anciano está relacionado al afecto que debemos ofrecerle a ese ser tan especial que nos acompañó durante tantos años. Si bien al envejecer el perro puede volverse más independiente e incluso huraño, no debemos dejar de mimarlo, incluso más que cuando era cachorro o joven. Es muy importante no dejarlo de lado en esta parte de la vida.

Aumentar la frecuencia con la que visitamos al veterinario es muy importante, ya muchas enfermedades están relacionadas a la tercera edad y el profesional nos podrá guiar hacia la mejor manera de lidiar con ellas.

El perro no deja de necesitar de la interacción social con los de su especie, de modo que debemos asegurarnos de que se relacione periódicamente con perros de su edad, quienes mantendrán los juegos y la interacción en intensidades apropiadas para él.

En esta etapa es importante consultar con especialistas como fisioterapeutas, por ejemplo, para ayudarlo a nivel articular o con dolores propios de la edad, indiferentemente de si tiene o no un problema con esto, ya que mejoraremos así su calidad de vida. Informarse es fundamental.

Al igual que nosotros, nuestro compañero de cuatro patas necesitará descansar más y mejor. Esto significa que debemos facilitarle el acceso a un lugar de descanso cómodo y tranquilo y recordar que hay factores a los que será más sensible, como el frio y la humedad, algo con lo que ya no será tan fácil lidiar.

Si notamos que le cuesta subir las escaleras, podemos colocar una rampa. Elevar su comida y agua le facilitará el acceso a esos recursos. Debemos estar atentos a sus nuevas necesidades, ya que esto facilitará su día a día.

Compartir de forma adecuada esta etapa con nuestro amigo de cuatro patas es tan importante como hacerlo en su etapa inicial de cachorro. El soporte que se le brinde en la vejez cambiará radicalmente su calidad de vida y le dará un mejor pasar en sus últimos años.

Andrés Peirano

Extraído de Montevideo Portal

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