Apareció en el futbol mayor de Tacuarembó, vistiendo desde muy joven la roja de Oriental.
En las finales con Durazno del Campeonato del Interior, el año 1962 (correspondiente a la Temporada de 1961), ya estaba como lateral de la rojiblanca y bebió el trago amargo de perder el último partido, jugado en Paysandú, en el que según la leyenda un pase suyo hacia atrás quedó corto, propiciando la arremetida y el gol del temible Mario Fariello.
Pero “El Luis” tenía clase en demasía como para que esta circunstancia lo “bajoneara” y en el Campeonato del Interior jugado en 1964 (de la temporada 1963) formando parte de aquel plantel joven que dirigió con mano maestra el “Pocholo” Waldemar Bentancourt y la preparación física del profesor Jaime de Freitas, obtuvo su primer título del Interior.
Fue el “entreala” o Nº8 titular, arrancando por la derecha desde su campo, de cabeza levantada, eludiendo rivales o pasando en largo para que el “Cole” Amílcar Ferraz, entrara en diagonal o levantara el centro para los goles del “Burro” Walter Granada. Otras veces arrancando él, pegado a la línea de cal y por la línea final gambeteando rivales para tocar al medio y otra vez Granada, o el “Pelo” Martínez o el “Canario” Ramos, la mandaran a guardar.
Ese primer año de una trilogía en el Campeonato del Norte, se definió a favor de Tacuarembó, en un tercer partido jugado con Rivera en Rivera, una tarde de sábado en la cancha de Oriental, con miles de tacuaremboenses en las tribunas.
Al año siguiente, “El Luis” se fue a Montevideo a jugar por el Liverpool F.C. y fue figura. Como no tenía al Pocholo para que lo contuviera en sus deseos de irse al monte (y no entrenar), su “bohemia” le ganó y recorriendo la “jungla” del asfalto montevideano, cambió su posibilidad cierta de ser uno de los grandes jugadores de aquella época, por el sentimiento íntimo y humilde de sobrevivir arrimado a los recuerdos. Y así desgranando anécdotas en la zona del Cordón montevideano, junto a los tacuaremboenses que se congregaban al ritual de una copa, nostalgiando la vida, quizás supo ser feliz a su manera.
Con la misma elegancia con que se deslizaba por la verde gramilla de una cancha, indicaba como “cuidacoches” la forma de mejor estacionar, pero también con el mismo misterio que lo “escondió” de los campos de juego, la vida un día, no lo tuvo más en el Cordón y el boliche se fue apagando porque “El Luis” no estaba y nadie tenía la certeza del porqué de su silencio.
Por eso, un grande del futbol del terruño decidió dejarnos para siempre en la incertidumbre de su paradero; si, ya sé que físicamente se murió “El Luis Bentancourt”, por lo menos eso cuentan….
Pero como el grande que es, me permito lo del título: ¿Dónde andará el Luis Bentancourt?
– Texto de LUIS INTHAMOUSSU
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(*) Publicado por la revista “TACUAREMBO 2000” en mayo de 2011.
- Foto Morales – Periódico «Informaciones» 1964.
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