Y hoy me levanté y miré el termómetro de la ventana (infaltable en cada casa) y decía –15 grados (dirían los suecos: hace 15 grados “de frío”, porque si es sobre cero son: 15 grados “de calor”; lo que me cuesta entender porque para mi 15 grados es siempre frioooo!, sin importar si es menos o más). En fin, una a esta altura ya aprendió que 2 grados no es lo mismo que -2; cuando el menos está delante del número significa que ese charquito de agua en la vereda no es agua líquida, sino hielo, y por lo tanto resbala. Y también aprendió que -2 no es lo mismo que -15, con el primero uno aguanta lindo, con el segundo ¡agarráte Catalina!
Y así empezó mi día, un bañito para calentar el cuerpo y después la osadía de vestirse bien abrigada para no pasar frío, pero lo suficientemente cómoda como para poder moverse sin parecer Robocop.
La vestimenta consistió en: medias, medias can can, jean, muchas camisetas (acá dicen que cuantas más “layers” mejor), buzo de lana (que ya para los suecos es una exageración) campera súper ultra abrigada, calentadores de lana por arriba del jean, botas con corderito por dentro, gorro de lana, cubre orejas por encima, bufanda, guantes de lana (los mágicos de colores) y manoplas de cuero reforzadas por encima….. ta! me cansé de solo escribirlo, imagínense que a esa altura ya estaba sudando porque adentro hay 20 grados de temperatura.
Me doy cuenta que me había olvidado de encender el aparatito de la música y ponerme los auriculares, ¡ahhh nooo! sin música no salgo…”Armandinho” será!, así que a sacarme los guantes, bufanda, gorro, orejeras, etc, etc, ok y ponerme todo de nuevo.
Camino hacia la piecita del fondo donde se guardan las bicicletas (a no perder de vista que hacen -15 grados y que el sol no ha salido, bue en realidad no se lo ve en todo el día, solo un resplandor hasta las 3 de la tarde). Pongo la llave y la cerradura no abre, está “como” congelada no la puedo mover… o sea está congelada! (literalmente hablando). Lo que para cualquier sueco hubiera sido obviooooooo, para la canaria no lo era. Capaz que si hubiera tenido un termo de agua caliente le hubiera tirado por arriba pero a esa altura tenía todo congelado, hasta el cerebro.
A sacarse todo los guantes de nuevo y hacer una llamadita por celu a ver cómo en estos lares se resuelve este problema. Resulta que existe un spray para calentar cosas en este tipo de soluciones, pero yo no lo tenía. Así que la solución fue calentar la llave con un encendedor, después de 5 minutos de “ábrete sésamo” la puerta se abrió. Mis manos sin guantes estaban calientes, lo que también es obvio para los habitantes de estas tierras pero no para mí; después de enfriarte mucho las manos y estar blancas de frio viene la etapa en que quedan rojas y calientes y duelen (como un sabañón gigante ponéle, pero sin la picazón).
Y a mitad del camino sudando nuevamente porque me tocó todo subida y tengo 10 kilos de ropa encima y mi chiva no es de las más modernas digamos, sin cambios y a contra pedal. Miro para los costados y ahí van los suecos caminando con la campera abierta, con una “T-shirt” por debajo y un gorrito de lana que es solo para hacer pinta porque no debe abrigar un poroto. Y yo me pregunto, ¿cómo hacen?, debe ser algo genético… Y para reconfortarme pienso “los quiero ver a las 12 del mediodía caminando por el centro del Tacua en pleno verano con 40 grados de calor” y si, nosotros también tenemos nuestra genética ;).
Y ta, llegando media hora tarde (lo que no es novedad dirán algunos que me conocen), y yo les meto por delante que es algo “cultural”, “en mi país es normal llegar tarde”, menos mal que acá no hay que marcar tarjeta). Pero justo hoy no fue mi cultura la responsable de mi impuntualidad sino las inclemencias de este tiempo extraño para una canaria nacida en Tacuarembó.
Ahhhh pero que linda la nieve…!
Kram!
Suecia, lunes 3 de diciembre de 2012 (hora 10:28)
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