Una nueva forma de vivir, de experimentar la ruta y de conocer el mundo; su estilo de vida y su pasión por los viajes ¿Se puede abandonar la convencionalidad y las normas sociales para adoptar un nuevo y más gratificante estilo de vida? La respuesta, conociendo un poco la historia de Pablo Rosas, nos lleva a concluir que sí es posible. Pablo es un joven uruguayo de 35 años, dentista de profesión, que se dedicaba a la atención odontológica clínica en Montevideo y Tacuarembó. Entre paciente y paciente, el sueño de descubrir nuevos mundos y culturas fue tomando forma y fuerza, hasta que un día decidió cambiar el instrumental médico y la túnica blanca por una maleta y un mapa.
Viajar es una experiencia vital para aquellos de espíritu intrépido y valiente, conocer otras culturas, intercambiar, mimetizarse en nuevos parajes, sumergirse en la forma de vida de otras civilizaciones y culturas, puede ser una experiencia transformadora en todo sentido.
Cambiar lo familiar y conocido por lo excitante e inexplorado puede ser el centro de debate de muchos que hasta ahora no nos planteamos salir de nuestra de zona de confort, pero en esta charla con Pablo Rosas muchos de estos frenos autolimitantes quedan obsoletos y son hasta absurdos, en comparación con lo grandiosa que puede ser la aventura de viajar.
Acompáñeme en este viaje de letras (por ahora) a conocer a este fascinante explorador uruguayo.
¿Cómo inició este recorrido/ deseo de viajar por el mundo y conocer otros países?
– Fue una decisión personal, que venía en mi mente desde hace mucho tiempo, quería viajar, salir a la ruta, hacer un viaje largo que me permitiera conocer y recorrer otros países.
¿Cuál fue la ruta que tenías planeada para tu viaje?
– Recorrí los países que componían la antigua Yugoslavia, estuve en los Balcanes, hice una ruta que abarcó Montenegro, Serbia, Albania y después seguí el camino hacia Medio Oriente. Mi idea inicial era hacer una ruta lineal, comenzar en los Balcanes, atravesar Turquía, Irán y llegar a la India, pero ese recorrido cambió en el camino, son así los viajes, van pasando cosas.
El mundo se fue revolucionando, arrancó la guerra en Ucrania, había conflictos en Armenia, tuve que variar la ruta, visité Turquía y después Omán. Omán es un país de la península arábiga, que está al lado de Emiratos Árabes, después me fui para Asia y ahí di una vuelta hacia occidente, pasé a Nepal y seguí hacia la zona tibetana de la India y después llegué a Pakistán. Allí en la región pakistaní terminé 15 meses de viaje.
¿Por qué iniciar por la ex Yugoslavia? ¿Cuál fue tu motivación?
– Desde los años 90´ siento un interés muy fuerte por esta región, desde Uruguay seguía en las noticias todo lo relacionado con la guerra de Kosovo y quería explorar, conocer cuál era la situación actual de esos países. Viajar por un lugar así con un pasado bélico reciente, con situaciones de marginación política y étnica. También quería constatar en primera persona cómo el capitalismo se había instalado allí, en países socialistas y ex socialistas. Otro aspecto interesante era ver los vestigios imperiales que atravesaron esas culturas, por ejemplo la del imperio otomano que tuvo gran influencia en esos territorios.
¿Qué valoración haces, según lo que observaste, sobre el capitalismo en esos países?
– Depende de los países, algunos se mantienen con posiciones diversas en torno a la concepción del capitalismo y el comunismo, como contraparte. En algunos países destacan que ahora hay muchas más libertades, pero hablas con ciudadanos de Albania y tienen mejores recuerdos de sus gobiernos pasados pese a la propaganda occidental.
Justamente desde muchos medios occidentales se han impuesto prejuicios, mitos y narrativas para criminalizar estos territorios, ¿pudiste develar la verdad sobre algunos de estos dogmas mediáticos?
– Uno de los aspectos que pude palpar en primera persona, fue la notoria polarización étnica que existe en Kosovo. Es muy evidente la situación, los serbios son segregados, no hay un gobierno nacional unificado. En Mitrovica, una ciudad que visité, hay una división entre barrios serbios y albaneses, es como si hubiese micro países dentro de un gran territorio.
¿Experimentaste en tu recorrido algún tipo de choque cultural que te marcara profundamente?
– Un choque cultural donde la sociedad me hizo sentir interpelado, no. Pero si se experimentan cambios al entrar en culturas con otros sistemas religiosos. Acá en Uruguay somos una sociedad laica, en el viaje desde Europa hacia Medio Oriente cambió por completo la expresión religiosa. Está muy presente el aspecto familiar, es muy común llegar a un lugar y que lo primero que te pregunten sea tu nombre, tu profesión, si eres casado y cuál religión practicas.
En Pakistán está muy presente la polarización entre las ramas del Islam, hay que tener precaución al momento de transitar este país, porque hay sectores donde conviven ciertas mayorías y otros donde circulan otras facciones. También aunque no se crea influye mucho la apariencia, en Pakistán tenía la barba bastante larga y para los locales la barba significaba pertenencia a la rama Suní del Islam (Devotos de la Sunna, colección de dichos y hechos atribuidos al profeta Mahoma). Me tuve que cortar la barba.
¿Cómo te mantuviste todos estos meses durante tu viaje? ¿Te autofinanciaste el recorrido?
– En primera instancia, llevé un ahorro que hice y luego hice algunos voluntariados en Montenegro y Albania. Trabajé un mes y medio en Suecia, en la cosecha de manzanas, fue un trabajo bastante duro pero me sirvió para financiar un buen tramo del viaje. También tuve un tiempo haciendo venta callejera de café, salía con mi termo y vendía en la vía.
La estadía y la pernocta, ¿cómo lo resolviste?
– Usé muchísimo Couchsurfing (red para viajeros en la que se puede ofrecer o recibir alojamiento gratuito en su casa/sofá sea cual sea su procedencia), principalmente en Medio Oriente, hay mucha gente que está afín de hospedarte. También acampé muchísimo en Turquía y Europa del Este, ya cuando estuve en Nepal, India y Pakistán me quedé en alojamientos, ya que son muy económicos. En Pakistán, por ejemplo, hay hoteles que te cobran tres dólares por día. Omán es sumamente caro en contraparte y allí acampé 46 días aproximadamente. Para movilizarme hice mucho «dedo», anduve en bicicleta y moto.
¿Cómo fue la experiencia quedándote en las casas de la aplicación para viajeros?
– Estuve muy cómodo en la mayoría de los lugares donde me recibieron, la gente de Medio Oriente es muy hospitalaria, yo iba por dos días y terminaba quedándome como por dos semanas. Cuando haces amistad, te comienzan a buscar planes para conocer a familiares y otros lugares. En Europa la gente pone mucha más distancia, pero en general fueron muy buenas mis estadías.
Tengo que preguntar por la experiencia completa, ¿tuviste algún relacionamiento romántico con alguien de alguno de los países que visitaste?
Sí tuve, no podía faltar (interludio para risas cómplices). Tuve una experiencia romántica en Turquía, pensé que sería diferente, pero fluyó de manera muy natural. Hay un aspecto social que sí varía en cuanto a la demostración de afecto, por ejemplo en el área pública, ya que no está bien visto. Hay otros criterios sociales en cuanto a este tema.
¿Qué destinos recomendarías visitar y bajo qué óptica?
– Albania es un país alucinante, para mí es la joya europea de la que nadie sabe mucho y ahora se está abriendo fuerte al turismo. Tiene playas, sitios naturales e históricos espectaculares y vale la pena recorrerlo.
Otro país que casi nunca aparece en el radar es Omán, tiene unos oasis en medio del desierto, tiene unas costas muy hermosas. Es un país bastante conservador, desde el punto de vista islámico, pero que a su vez es flexible y amable con el extranjero que va y demuestra respeto a la cultura local.
Pakistán es un país que recomiendo visitar, pero es una nación que te desafía. Después, Turquía es un país que está en la Mesopotamia, que está en los orígenes de la civilización, con una gastronomía alucinante. La zona Kurda de Turquía es un lugar que todos deberían visitar.
Ahora estás haciendo una pausa de tus viajes en Uruguay, ¿qué proyectos tienes en mente?
– Estoy en una pausa en la que me he ido transformando, los viajes son ahora mi trabajo. En base a los lugares que ya visité, estoy armando rutas para realizar viajes grupales para que otras personas puedan conocer nuevos destinos.
También estoy armando una página web que sirva como guía a nuevos viajeros en donde puedan encontrar información de los tours, rutas sobre cómo llegar a sus destinos hasta piques gastronómicos (platos típicos).
También en mi cuenta de Instagram (@yendoalaesencia.pablo) subo crónicas de mis viajes y mucha data que puede servir a los viajeros. Sobre viajes personales, seguramente iré al sur de Irán. También vengo mirando con ilusión a África, aún no agarré el mapa, pero ya comienza a picar la curiosidad.
¿Qué sugerencias les das a los uruguayos y uruguayas que quieran viajar?
– Yo diría que lo primero es armar un plan, pero no quedarse estancado en los detalles mínimos, todo depende del objetivo que tengan en mente (trabajo, diversión, etc.). Armar una ruta para un recorrido largo, con un punto de partida y un punto de llegada, pero que en el intermedio puedan pasar por muchos lugares interesantes. Lo importante es no demorarse mucho, los grandes viajes son orquestados por la curiosidad y cuando se piensa mucho se demora todo. Si piensas en ir completamente preparado debes saber que en los viajes hay cosas que se van resolviendo día a día, pero esto no debe ser un impedimento, hay que hacerle frente al miedo a lo desconocido y arriesgarse. Hay que ser valiente y salir nomá.
¿Qué es lo mejor de viajar según tu experiencia?
– Sé que suena como cliché, pero la humanidad es tan grande y ha hecho cosas alucinantes en general, que creo que el poder ir y recorrer lugares para conocer ese legado cultural, el pasado y el actual, es lo que merece la pena. El conocer la manera de vivir de otras personas, cómo resuelven cosas en su día a día, qué podemos aprender e incorporar de otras culturas y su sabiduría, allí es donde reside la magia de viajar.
- Entrevista de Alicia Ortega – Portal Caras&Caretas
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(*)Pablo Rosas Ramírez es hijo de los tacuaremboenses Telmo Rosas y Silvia Ramírez.
Un fenómeno Pablo, qué metamorfosis! felicitaciones y adelante!!