Miré el cielo infinito, las luces del amanecer lento y perezoso, el silencio omnipresente, las sendas llenas de interrogantes, la altura ahogando los pulmones que el aire ralo y gélido de la montaña no alcanzan a saciar, las linternas como luciérnagas serpenteantes de otros caminantes, cómplices de insania;
pienso en vos: ¿te gustaría este ascenso?;
el rebelde dolor de garganta y cabeza, las piernas entumecidas, es solo un paso más;
el frío lacerante, las orejas y dedos helados; el polvo sempiterno, las ganas de abandonar, los seis días caminando,
es solo un paso más;
la noche oscura, inmensa que empieza lentamente a ceder ante un tímido pero insistente ocre, línea apenas aún, que deja más adivinar que ver, imaginar que constatar;
el cansancio ahoga,
es solo un paso más;
pienso en vos de nuevo;
las dudas, la distancia, la cercanía del abismo;
ora nieve, el jadeo, el aire que no alcanza;
ahora algo más de luz en forma de llama toma el horizonte del otro lado de la montaña y los caminos de la memoria se desvanecen dejando ver la realidad;
casi seis mil metros;
veo toda Tanzania ya no en recuerdos;
desde el Kilimanjaro toda África es en bajada;
pero en África no hay nadie
si vos no estás en África…
…¿dormías?
- J.M.L. – Tanzania / julio /2024
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Kilimanjaro: hakuna matata!
Probablemente el mayor esfuerzo físico que haya hecho nunca:
pero también, probablemente, el mayor orgullo de llegar a la cima con hijas y hermana.
Uhuru peak; 14 julio 7:50 am.-
(bien podría sacar los probablementes)
Qué belleza, me gustan mucho los relatos de los viajes de Luque.