La Navidad en Grecia / Por Rosario da Cunha (*)

En Grecia la Iglesia ortodoxa está unida al Estado, los salarios de los sacerdotes (papás en griego) los paga el Estado. El Ministerio de Educación, se llama de Educación y Religión. En la escuela como asignatura obligatoria los niños tienen clases de religión y la mayoría de los griegos en sus creencias religiosas son ortodoxos. El poder de la Iglesia es muy importante y tiene influencia en todas las áreas. Por tanto, festejan el 25 de diciembre la Navidad, el Año Nuevo y el Bautizo de Jesús el 6 de enero. Por eso, las vacaciones comienzan el 24 de diciembre y se extienden hasta el 8 de enero.

El 24 y el 31 de diciembre y el 6 de enero los niños van de casa en casa cantando las cálandas, llevan un triángulo y una varita de acero que golpean mientras cantan sobre la historia de la Navidad y del Año Nuevo, así como poemas cortos; la gente les da dinero o algunos dulces típicos como son los curabiédes (galletas con almendras y recubiertas de azúcar impalpable) o melomacárona (galletas elaboradas con nueces y miel).

El 25 de diciembre va mucha gente a la Iglesia a celebrar el nacimiento de Jesús, y luego la familia se reúne a almorzar una comida típica de estas fiestas, puede ser galopúla que es pavo relleno con nueces o almendras, castañas, pasas, etcétera: el gurunópulo psitó (lechón en aceite de oliva y jugo de limón, asado al horno durante varias horas); kotópulo sopa de pollo; como postre, los más típicos son los curabiédes y melomacárona, entre otros. En cuanto a dulces hay que mencionar que este país posee una variedad impresionante y que son exquisitos.

En cuanto a las bebidas no hay algo específico para estas fechas, son las que se consumen durante todo el año; las más conocidas y que son producidas en el país son: oúzo, rakí, los vinos son de muy buena calidad, además de toda la variedad de bebidas importadas.

Para el inicio del año, se repite lo mismo en cuanto a la comida. Lo que varía es que se festeja a San Basíli, y los que se llaman Basílis festejan su santo. Lo típico es una torta basilópita que tiene una moneda en su interior, y al que en su trozo la encuentre será afortunado y tendrá un gran año.

El 6 de enero antes del mediodía, el sacerdote desde la orilla tira una cruz al mar y en una barca cercana algunas personas se zambullen a buscarla, el nadador más rápido que salga a la superficie con la cruz recorre la ciudad y la gente lo premia con dinero. Imagínense que es toda una hazaña porque como es invierno en este mínimo rincón de universo, las temperaturas están cercanas a cero grados Celsius.

La costumbre del árbol de Navidad está presente en todos lados, aunque pueden también utilizar maquetas de barcos de vela en madera adornados con luces. Cada ciudad se viste con miles de luces con diferentes diseños, entre ellos barcos, estrellas, árboles, etcétera.

El fenómeno que más salta a la vista: el «lleno», en todas partes es difícil encontrar sitio, la gente sale a comprar los regalos como si se acabara el mundo. Pero a diferencia de otros años, como es época de vacas flacas para un gran porcentaje de la población, las compras se hacen con menos frenesí. Los regalos se reparten el primer día del año y no es común en la Navidad o Reyes.

No podría referirme a estos días festivos sin hacer notar que Grecia transita por una etapa de grandes dificultades económicas. Lo que ahora pasa aquí es insalubre y extraño, cada día hay nuevas medidas de austeridad, sin que a pesar de éstas se vislumbre una luz en el horizonte. El pueblo llano está desmoralizado, actúa como un náufrago que no sabe a qué agarrarse. A mi juicio, lo que más afecta es la sensación de impotencia, el pesimismo y el desánimo que abruma innegablemente a los griegos.

Corre el runrún de que el fantasma del «Grexit» planea sobre el país, mientras Grecia navega más a la deriva que nunca.

(*) Rosario da Cunha reside en Grecia desde 1996, oriunda de Cerro de La Aldea, 6ª sección judicial de Tacuarembó, la última vez que estuvo en Uruguay fue en 2011. Es traductora e intérprete de la Universidad Jónica de Corfú (Grecia) y cursa el Máster en Traducción para el Mundo Editorial en la Universidad de Málaga. Actualmente traduce textos de la poetiza uruguaya Idea Vilariño al idioma griego. – Mail:mariadacunha@outlook.com.g

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