ALE DA ROSA: Una edil trans en el Legislativo Comunal de Tacuarembó

Se constituirá en la primera legisladora trans en la historia de la Junta Departamental. (*)

Nació como Ruben, hace 40 años. No le gusta recordar su nombre masculino, porque siente que está «enterrado». Creció en Tacuarembó, sufrió bullying en la escuela y el liceo por su orientación sexual, y decidió irse de la ciudad. Fue algo más aceptada en Punta del Este y Montevideo, tras aprender el oficio de peluquera.

Con las leyes de la agenda de derechos que promovió el Frente Amplio en el gobierno -su Frente Amplio-, se cambió el nombre. Hoy es Alejandra, se define «chica trans» y es una gran militante frentista que desde el sector Casa Grande y tras una alianza con el MPP llegó a ser la primera edila (suplente) trans en la historia de la Junta Departamental de Tacuarembó, tras haber peleado infructuosamente por la diputación. Hubiera sido un gran batacazo histórico llegar a la cámara baja, pero no se queja: logró mil votos en sólo un mes de campaña.

Contando con el apoyo de su familia volvió redimida a Tacuarembó. Hoy dirige su propia peluquería en el centro mismo de la capital departamental, todos la conocen y la respetan. Quiere luchar desde la Junta por los derechos de la comunidad LGTBI+ y por el vecino tacuaremboense, pero mira más allá. Espera que el gobierno nacional no recorte los logros obtenidos para las personas trans, y tiene dudas respecto al sistema de salud para las personas que integran esta población vulnerable. Cree que aquí ya empezaron a meter tijera.

Dice que el sistema de salud «lo maneja Manini», con quien no se imagina reunida, porque dice que el líder de Cabildo Abierto nunca le daría una audiencia. Y asegura que en cuatro años y medio, el FA volverá al poder.

-¿Con qué nombre naciste y cómo era tu núcleo familiar?

-Yo nací en una familia tipo, tengo dos hermanos. Me crié en Tacuarembó, donde hice toda la primaria, y no pude terminar la Secundaria por la discriminación. Por eso emigré. No me gusta decir con qué nombre nací… ya lo enterré. Ruben me llamaba.

-¿Te molesta esa pregunta?

-Me choca. No me trae malos recuerdos, porque yo fui una niña feliz toda la vida. Pero no era un nombre que correspondiera con mi género. Entonces no me cae del todo bien.

-Dijiste «niña», pero en tu niñez eras niño.

-Pero siempre fui niña por dentro. Siempre me sentí niña. Yo iba a la escuela y me imaginaba que la túnica era un vestido. Le decía a mi mamá que me pusiera short por debajo de la túnica, para que la túnica pareciera un vestido. Mi mamá siempre me dejó ser, siempre me apoyó. Mi papá también. Le costó más en su momento, pero después entendió.

-¿En la niñez empezaste a sentir que tenías otra orientación sexual y te gustaban los varones?

-Desde siempre. ¡Soy virgen como varón! Siempre me sentí una niña, no tuve una historia heterosexual jamás.

-¿Sentiste la discriminación en la infancia y la adolescencia, en Tacuarembó?

-Sí, claro, sin duda. Igual siempre tuve una personalidad fuerte y nunca me importó mucho. Sufrí igual, pero seguí para adelante y nunca paré hasta conseguir mis objetivos. Siempre tuve el apoyo de mi familia y eso ayudó. Mi mamá era peluquera, mi papá está jubilado y antes era chofer para dos empresas privadas. Al tener la contención familiar vos podés saltear un montón de cosas. Por eso es importante que la gente LGBTI+ tenga apoyo familiar, para poder lograr cosas. A veces pasa que las chicas no tienen contención familiar, y son más discriminadas. Lo más complicado fue en la Secundaria.

-¿Te hacían bullying? ¿Te decían cosas? ¿Te dejaban a un lado?

-Mucho bullying, aunque en aquel momento no se llamaba bullying. Me decían lo clásico: «Ahí va el puto», «ahí viene el puto». Cosas ofensivas. Yo retomé el ciclo básico hace poco, gracias al (programa) Uruguay Estudia (NdeR.: programa interinstitucional que coordinado por el MEC tiene su anclaje dentro de la Anep en la Dirección Sectorial de Educación de Jóvenes y Adultos), y fíjate que el pasillo del liceo tiene como dos cuadras, es enorme, y cuando llegué a la puerta del pasillo, pensé: «Qué raro que es volver a caminar por este pasillo, que fue tan traumático, y hoy en día lo camino con al frente en alto». Me volvió el recuerdo de todo aquello. Ahora, que voy al liceo gracias al Uruguay Estudia (para terminar el bachillerato en un año), no pasa eso.

-Y cuando te decían cosas ofensivas y te hacían bullying, ¿vos cómo reaccionabas?

-Siempre tuve un ejército de mujeres, amigas, que sacaban la cara por mí. Las mujeres eran mi respaldo y ellas saltaban: «¡Callate! ¡Dejala en paz!» Yo bancaba… hasta que un día dije «basta». Mamá me dijo: «¿Por qué no hacés otra cosa? ¿Por qué no hacés peluquería como yo?» En el liceo me iba mal, yo faltaba, no quería ir. Y bueno, hice peluquería y me dediqué a eso. Por eso, en su momento, dejé el liceo.

-¿Cuándo comenzaste a realizar cambios en tu cuerpo para tener una apariencia femenina?

-Ya en la adolescencia. Siempre lo tuve claro, cómo quería mi cuerpo. Igual, siempre fui miedosa para las cirugías, media cagona… Por ejemplo, no me pongo nada en el cuerpo que no sea recetado por un médico, no tengo silicona industrial, solo medicinal o recetada por mi médico que me trata hormonalmente. Tengo una sola cirugía, pero prefiero no hablar de eso… Tomo hormonas. Yo quería lucir como mujer.

– Cuando vos decís que sos chica trans, ya queda claro. Especificar de qué estás operada o qué cirugía te hiciste está un poco de más, porque ninguna persona heterosexual te dice: «Me puse lolas», «me hice la cola», «me operé los dientes» o «me retoqué la nariz».

 -¿Cuándo pasaste a ser Alejandra?

-En mis documentos hace relativamente poco. Yo estuve cinco años en el Plan de Cambio Registral de Documento y hasta que salió la ley era todo un tema, era todo muy engorroso. Después que salió la ley lo hice rapidísimo, pero antes estuve más de cinco años esperando el nuevo documento. Soy una agradecida a la agenda de derechos. Ahora es un trámite. Igual hay cosas por mejorar, porque todavía en el interior es todo un tema.

Para poder cambiar el documento tenemos que ir hasta Montevideo. Tendría que ser en una videoconferencia, que puedas mandar la partida de nacimiento y poder sacar el documento de una, y no tener que viajar 400 kilómetros por una entrevista de cinco minutos y volver a Tacuarembó. También en el sistema de salud hay cosas por cambiar.

-Te recibiste de peluquera y ahí te viniste a Montevideo, escapando de la discriminación en tu pueblo.

-Sí, así es. Al mes de recibirme, me fui a Montevideo. Fue hace 20 años, por allá por el 2000. Me fui a trabajar un tiempo a Punta del Este, estuve trabajando seis años en Punta, y después volví a Montevideo.

-¿Fuiste más aceptada en la capital?

-En alguna medida, sí. Mi objetivo era tener mi propio negocio, mi propia peluquería, mi sueldo digno. Lo principal no era demostrar nada. Yo me adecuaba al trabajo, al patrón o las reglas de la empresa, entonces si me pedían que me atara el pelo, lo hacía, o que no me maquillara, y no lo hacía. No me arrepiento de eso, porque me dio la posibilidad de tener hoy mi propia peluquería.

En ese momento fui más aceptada en Montevideo y en Punta del Este, ciudades más grandes, con más gente, con un flujo y un movimiento mayor. En aquel entonces, incluso, éramos más aceptadas. No siempre, porque estamos hablando hace 20 años atrás. Pero Tacuarembó era una ciudad chica, re tradicionalista y hablar de una trans en Tacuarembó… no existía. Era una o dos y le hacían cualquier tipo de cosas, que yo no estaba dispuesta a aceptar.

-¿Es difícil la inserción laboral para una persona trans?

-Sí… Es lamentable que hasta el día de hoy, que tenemos la ley trans, que lleva el 0,2% de inserción laboral para las chicas, y que todavía muchas tengan que ejercer la prostitución para poder salir adelante. Yo no estoy en contra, eh. Porque si lo hacen es porque realmente necesitan hacerlo. Antes que pasar hambre llegan a eso. Me da muchísima lástima que pase eso, pero tampoco estoy en contra. Si yo tuviera la necesidad, quizás lo haría.

-¿Cómo es eso de sostener un cartel en la plaza con el mensaje «Abrazos gratis»? Contame.

-Yo soy presidenta de un colectivo que se llama Unión Diversa Tacuarembó. Un día vi eso en un poste de España, los habían hecho los chicos de un colectivo. Me comuniqué con ellos, les pedí permiso y les copié la idea. Lo hicimos en el parque de la ciudad. Eso fue en el marco de mi lucha por la diversidad. Yo dentro de mi colectivo tengo todas las banderas políticas, porque yo ayudo a la comunidad LTBI+, dentro del colectivo hay chicos de todos los colores políticos.

-No tenés pareja en este momento. ¿Has pensado en adoptar hijos?

-Sí… quizás no ahora, sino más adelante. En su momento lo hablamos con mi ex pareja. Ahora no tendría tiempo, estoy muy complicada. En el momento que vaya a tener un hijo, me quiero dedicar a él o ella un 90%. Ahora no, pero sí, lo tengo en mente porque me gustan mucho los niños. Eso también hay que cambiarlo.

-Tal como el sistema está ahora, ¿es sencillo para una persona trans adoptar un niño?

-No, hay que cambiar mucho. Hoy podría hacerlo, el tema es que hay un montón de burocracia que hace que podés hacerlo, pero demorás un montón en tener la tutoría total del niño, entonces uno desiste. A veces pasa que adoptás un bebé, lo tenés un año y después te lo sacan, y es un duelo perder un hijo después que lo criaste un año. Hay cosas que cambiar en el sistema de adopciones, para que no tengas que pasar una prueba y que después la madre biológica te lo reclame.

-¿En qué momento te empezó a interesar la política?

-Desde chica, siempre me gustó. Mi abuelo era caudillo del Partido Colorado. Yo desde mi primera votación voté al Frente Amplio, y los seguí votando. Y pasé a ser militante del FA, hasta que empecé a trabajar en Casa Grande con Constanza Moreira, con ella fui candidata para ser la primera diputada trans del país.

El año pasado recorrimos mucho campo, mucha campaña, muchas ciudades, y eso me dejó lindos recuerdos y el respeto que noté. Imagínate yo por Caraguatá. Te miran todavía, falta mucho por enseñar, ellos quieren saber de qué se trata (ser trans). Fue una experiencia muy buena la campaña.

-Te consideras una mujer de izquierda, frenteamplista de pura cepa, entonces.

-Sí, sí, sí. Estoy súper contenta con lo que fueron los gobiernos de izquierda. Hemos logrado muchísimo. ¿Qué te voy a decir? El casamiento igualitario, la ley trans, un montón de cosas que se han hecho por la comunidad y la verdad que eso hay que defenderlo a morir.

-¿Por qué pensás que perdió el FA su cuarto gobierno consecutivo?

-Creo que hay cosas por cambiar, creo que juntos vamos a lograr cambiarlo y si ahora ganó un gobierno que no es de izquierda es porque hubo pequeños errores que vamos a ir puliendo para que esto no vuelva a pasar. Estoy segura que de aquí en más van a ser gobiernos de izquierda. Nos ganaron porque se aliaron cinco partidos, es una coalición multicolor, sino no.

-¿Cómo evalúas este gobierno central de la coalición con Lacalle Pou a la cabeza?

-Van pocos meses de gobierno. Lo que nos asusta a nosotros son los recortes de lo que hemos logrado. Ya está pasando… Temo que nos toquen el sistema de salud de nosotras, el sistema de salud trans, que toquen la medicación para las personas que tienen HIV. Hay un montón de cosas que iban a empezar con recortes… Esperamos que no se dé eso, y que podamos zafar.

-¿Qué recortes ya se están dando, como dijiste?

-Por ejemplo, los planes juveniles del Mides están recortados. No sé decirte cuáles, pero hay unos cuántos.

-Constanza Moreira me comentó que en Casa Grande hicieron cuestión en luchar por las personas trans y hacerles un lugar en el sector. Antes que tú, Alejandra Colette estuvo en la lista a diputados. ¿Por eso llegaste a ese sector del FA, o más allá de eso hubo afinidad ideológica en la forma de concebir la política y la sociedad?

-Por lo segundo, por una cuestión ideológica. Constanza es una mujer súper luchadora por los derechos, me gusta mucho su ideología, es muy feminista, yo estoy de acuerdo con el feminismo. Me parece que hay mucha cosa por las cuales luchar, para que no sigan matando más chiquilinas, para que haya más tranquilidad. Hay un montón de cosas de ella que me llenaban y por eso empecé a trabajar con Casa Grande.

-¿Te consideras feminista?

-Sí, soy feminista. A ver, por ahí estoy con algún desacuerdo, pero en la mayoría de las cosas sí. Hay feministas radicales que a nosotras las trans no nos aceptan, y hay otros grupos feministas que sí nos aceptan. Cuando son muy radicales, yo no estoy de acuerdo, porque yo, por no ser una mujer por lo natural, no quiere decir que no pueda ser feminista. Tampoco me quiero meter mucho en este tema, porque es muy delicado. Tendría que estar más empapada en el tema.

-En las elecciones nacionales pasadas fuiste candidata a diputada por Casa Grande. Hubiese sido algo inédito en el país: la primera diputada trans. Michelle Suárez había sido la primera senadora trans, pero duró poco en el Palacio Legislativo. ¿Qué faltó para que accedieras a la banca?

-Cuando yo empecé la militancia por la 3311, la lista que me llevaba, ya era tarde. Tuve solo un mes de militancia. Fue muy arriba de la fecha. Entonces, era imposible llegar, y asimismo tuve un montón de votos (NdeR: fueron mil votos), que me dejaron sorprendida. Yo quería ganar, pero no solo por ser la primera diputada trans, sino porque soy un ser humano, una mujer, con ganas de poner lo mejor. Y no lo gané porque me faltó campaña, pero la gente me apoyó. Eso es un hecho. Se ve ahora, en la carrera por edila.

-Me comentó la ex legisladora Constanza Moreira que hiciste campaña recorriendo la ciudad en un auto con un megáfono y un cartel que decía: «La chica trans del norte». ¿Por qué elegiste hacer hincapié en tu condición de persona trans para recoger votos?

-Bueno, porque lo soy, y no reniego de mi género.

-Más temprano, cuando te pregunté por las operaciones que tenías, me dijiste que no era relevante, que cualquier heterosexual no andaba diciendo qué operaciones tenía hechas. Pero a la hora de militar, hiciste campaña subrayando tu condición de trans…

-Bueno, es verdad… Quizás lo hice sin pensarlo. No lo hice yo, en realidad. Cuando mandé a hacer la propaganda, lo hizo un periodista, que le puso música a un jingle y él me puso «la chica trans del norte». Y quedó.

-¿Te ha costado militar en Tacuarembó, siendo una persona trans? ¿Notaste que la gente te apoyaba?

-Estoy súper agradecida con la gente, el teléfono no ha parado, las felicitaciones, las notas por todos lados. No pensé que iba a tener tanta repercusión. Y también la gente de Tacuarembó destaca que soy la primera edila trans en 100 años de la Junta Departamental. Es un hecho, es romper esquemas. Tenemos la posibilidad hoy de hacer esto, cuando la gente muchas veces asocia a las mujeres trans con la prostitución o con un montón de cosas que no son ciertas, porque un montón de gente tiene su trabajo digno. Yo me sentí apoyada por la gente.

-Y ahora, para ser edila, hiciste una alianza, como militante de Casa Grande, con el MPP. Gustavo Guerrero, diputado suplente del MPP en el departamento, me dijo que se te puso en los primeros lugares para que pudieras salir, no en un lugar decorativo. Tacuarembó es un departamento conservador. ¿A qué atribuís este quiebre?

-Se logra esto por el trabajo que hemos venido haciendo con Unión Diversa Tacuarembó y con la ATRU (Asociación Trans del Uruguay), y como que empezamos a pisar fuerte en la ciudad, teníamos espacios abiertos en un montón de lugares, y empezaron a incluirnos en un montón de temas, de otros temas. Cuando yo empecé en la política, ya conocía todo. No tengo nada para decir de ningún político acá en Tacuarembó: todos me brindaron su apoyo.

-«Esto es un cambio para todo el país, no solo para Tacuarembó. Que vean que una chica trans no es solo prostitución», dijiste en entrevista con el programa Ciudades invisibles de La Radio Cooperativa. Recién decías algo parecido. Es muy acotado el mercado laboral para las personas trans, ¿no?

-Sí, es la lucha que yo prometo, y todos luchamos para que las puedan integrar. Porque vas a una farmacia, a un supermercado, a una tienda, y no las toman. Dejan los curriculums y no las toman. ¿Por qué? Por eso vamos a luchar: para que tengan un trabajo digno, un sueldo digno, y poder vivir dignamente como cualquier persona normal.

-¿Qué objetivos tenés en la Junta Departamental de Tacuarembó?

-Muchos, muchos. Es casi un hecho que me toque la Comisión de Género. Pero también quiero trabajar con el vecino, con el que venga y me plantee que se rompió un puente, y necesita algo para llegar a su casa. Llevarlo a la Junta y plantearlo. Pero también mucho por la diversidad, para que las minorías puedan tener salida laboral, acceso a estudios, un montón de cosas por hacer y que en la Junta Departamental no se han tratado tantos temas como a partir de ahora.

-¿Y más allá de la agenda LGBTI? ¿Qué temáticas te interesan?

-Me gusta mucho lo social, el trato con la gente. Hay personas que están pasando mal realmente. Me pasó haciendo política que vi casas con piso de barro y que cocinaban en un tachito con carbón, entonces vos pensás: «¿Cómo todavía pasa eso en el siglo que estamos?» Por ese tipo de personas, más vulnerables, hay que trabajar.

-Si hubieras accedido a la diputación, ¿cuál hubiera sido tu norte, tus principales objetivos, en la cámara baja?

-Mi principal objetivo hubiera sido el sistema de salud integral para personas trans. Porque está, pero hay que modificar un par de cosas y apoyar otras cosas más, por ejemplo, las personas que tienen HIV que necesitan medicación, los retrovirales. No es que no esté bien, sino que el Sistema Nacional Integrado de Salud, cuando cambió el gobierno, cambiaron todo. Recordemos que la parte de salud está a cargo de Manini Ríos, entonces tenemos mucho que trabajar…

-No, a cargo de Daniel Salinas, que es de Cabildo Abierto, pero no de Manini… ¿Te parece mala cosa que el ministro sea de ese partido?

-Ojalá que no. Es que los frenteamplistas le tenemos un poco de… a Manini.

-¿Un poco de qué? ¿De rechazo?

-La palabra rechazo no es, porque no lo conozco, y no creo que me diera una audiencia (se ríe a carcajadas).

-¿Y si te la diera qué le dirías?

-¡Uf, tanta cosa! No sé, tendría que ver. Yo soy muy abierta, yo escucho todas las partes.

-¿Se le debieron haber levantado los fueros para que fuera a declarar a Fiscalía?

-¿A vos qué te parece? Si fuera un ciudadano común, ¿qué hubiese pasado?

-¿Cuán progresista y tolerante es la sociedad uruguaya con las minorías?

-Mucho ha cambiado, pero hay mucho por cambiar y mucho por hacer para que cambie. Esto de que yo llegue a una Junta Departamental demuestra que todo se puede, porque yo empecé muy desde abajo, luché muchísimo, me fui de mi pueblo por discriminación, volví y mirá lo que logré. Siempre por perseverar y nunca bajar los brazos. Eso es lo principal para lograr cosas.

-¿Sos feliz?

-Sí, soy. Ahora más.

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(*) Entrevista realizada por el periodista César Bianchi para sección “Seré curioso” de Montevideo Portal. Foto: Fabricio Camargo.

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