La genética no es el único factor que determina nuestras características físicas y psíquicas, así como nuestra propensión a padecer determinadas enfermedades o trastornos, también son cruciales los factores ambientales como nuestra alimentación, ejercicio y experiencias de vida.
Mucho se ha estudiado sobre la importancia de la genética para definir nuestras características tanto físicas como mentales, y para el posterior desarrollo de diversas enfermedades. Según la ciencia, nuestro ADN, o ácido desoxirribonucleico, es el material que contiene la información hereditaria en los humanos y la mayor parte de los seres vivos. Este define características físicas como cuál será nuestro color de ojos, así como aspectos de nuestra personalidad y comportamiento. Pero también existe otro factor decisivo que repercute en nuestro organismo: el ambiente.
Para adentrarnos más en el tema pondré un ejemplo en concreto. Dos gemelas, genéticamente idénticas, mismo genoma y secuencia de ADN, pero que a lo largo de su vida desarrollan enfermedades distintas. Una de ellas es diagnosticada con diabetes a los 25 años, mientras que la otra gemela no presentaba enfermedades a nivel fisiológico, pero si fue diagnosticada a los 40 años con depresión. A pesar de que se trate de un ejemplo ficticio, como este existen infinidad de casos. Pero ¿A qué se debe este fenómeno?
Casos como estos han sido estudiados durante años por la epigenética, la ciencia dentro de la genética que estudia los cambios que activan o inactivan los genes sin cambiar la secuencia del ADN, debido al contacto con factores externos como la alimentación y el ejercicio, diferentes sustancias químicas, entre otros. Estos cambios modifican el riesgo de padecer enfermedades y pueden ser heredables, aunque también reversibles.
Básicamente, la epigenética es el estudio de las interacciones entre los genes y el ambiente. Investiga cómo las experiencias de vida de alguien pueden cambiar la forma en que se expresa su ADN, y cómo ese cambio puede transmitirse a la próxima generación.
El término fue acuñado por el biólogo C.H. Waddington, quien lo definió como “el estudio de todos los eventos que llevan al desenvolvimiento del programa genético del desarrollo o el complejo proceso de desarrollo que media entre genotipo y fenotipo”. El concepto de fenotipo hace referencia a los rasgos observables de una persona, como su altura y color de ojos. Mientras que el genotipo es la información genética.
Está comprobado que el ambiente repercute en nuestro organismo y expresión génica. Esto se ve evidenciado por ejemplo en lo nutricional. En períodos de sensibilidad crítica o plasticidad genética, una mala o buena nutrición es determinante y puede predecir la salud a futuro de la persona. Los primeros 1000 días de vida son determinantes, incluyendo el embarazo y los primeros dos años de vida. Una cantidad significativa de nuestro neurodesarrollo se produce durante los primeros dos años de vida.
Los estados epigenéticos contribuyen a la patogénesis de diversas enfermedades como las cardiovasculares, metabólicas, autoinmunes, inflamatorias, en la obesidad en el cáncer y repercuten en el proceso de envejecimiento.
Un ejemplo claro de cómo actúan las modificaciones epigenéticas puede percibirse en una dieta materna durante el período de gestación, una dieta alta en grasas aumenta la probabilidad de padecer enfermedades como la obesidad, síndrome metabólico, resistencia a la insulina y diabetes en los hijos. Así como una dieta baja en proteínas durante la pre concepción o gestación puede derivar en menor peso al nacer, esquizofrenia, síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.
Otro ejemplo es la relación de la Epigenética con las enfermedades neurológicas. Las modificaciones epigenéticas pueden afectar a las bases neurobiológicas de la memoria, al aprendizaje y la respuesta al estrés. Factores ambientales como la alimentación, hormonas, drogas o contacto con químicos ambientales como Bisfenol policlorinado, Bisfenol A y plomo pueden contribuir al desarrollo de síndromes como el autismo, enfermedades psiquiátricas como la depresión y esquizofrenia, y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Actualmente se están estudiando las modificaciones epigenéticas en enfermedades como el cáncer.
Teniendo en cuenta toda esta información, podemos inferir que si una persona presenta predisposición genética a padecer determinadas enfermedades, podría evitarlas haciendo cambios en su alimentación e implementando hábitos de vida saludables.
Hoy en día es un hecho que los descubrimientos en el plano de la epigenética podrían suponer un antes y un después en la mejora de prevención y tratamiento de diferentes enfermedades. Conociendo los cambios epigenéticos específicos que caracterizan a cada patología, podremos entender mejor sus mecanismos y establecer así conductas más eficaces para prevenir y tratar enfermedades, mejorando la salud de las personas.
Como mencioné anteriormente, estas modificaciones son reversibles. Diversos experimentos realizados con ratones revelaron que los traumas pueden revertirse. Si los humanos heredan el trauma de manera similar a como lo hacen los ratones, el efecto en nuestro ADN podría deshacerse o mejorar con terapias como la cognitiva conductual.
Tratar los efectos de los traumas vividos puede detener el proceso epigenético para que no lo hereden las próximas generaciones.
Esta rama de la genética poco conocida podría estarnos refutando la concepción de la biología como ciencia determinista que sigue estructuras lineales, esta idea pareciera ser no más que una simple falacia. Las personas no están determinadas únicamente por su genética, porque el entorno y sus estímulos inciden directamente en el desarrollo.
Por otro lado, los contextos violentos, con relaciones interpersonales insanas o inestables, no contribuyen a una vida sana. El ser humano, como ser bio-psico-social, necesita de un bienestar tanto físico, como psicológico y social. Así como lo fisiológico es importante, el bienestar mental y el relacionamiento social son fundamentales para un buen estado de salud. Por lo tanto es necesario fomentar el buen relacionamiento entre personas, así como reducir la violencia y aplicar políticas públicas para ayudar a las personas en situaciones desfavorables, tanto económicamente como quienes viven diariamente violencia.
Es necesario tener en cuenta las implicancias del ambiente para el período prenatal y postnatal en el ser humano. Fomentar la importancia de una buena alimentación y un estilo de vida saludable es imprescindible, así como difundir la importancia de la salud mental e intentar erradicar los tabúes que existen alrededor de esta temática. Hay que tener en cuenta que todo esto no sólo tendría un impacto generacional, sino que el impacto sería transgeneracional.
Fuentes consultadas: https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-48073817
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