El secuestro y asesinato del reportero Gregorio Jiménez en febrero en Veracruz (este), un crimen emblemático de la violencia contra periodistas en México, estuvo directamente relacionado con su trabajo, según una investigación conjunta de ONG que difiere de la versión de las autoridades. «Después de la revisión del expediente, no cabe duda de que a Gregorio lo mataron por su trabajo, por informar», dijo María Idalia Gómez, representante de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en México, en una rueda de prensa de presentación de los resultados de la investigación.
Ante el gran impacto que generó el crimen en México, varias organizaciones de defensa de la libertad de expresión, incluida Reporteros Sin Fronteras, se desplazaron a la región de Veracruz para indagar sobre el caso en una inédita misión conjunta. Jiménez fue secuestrado el 5 de febrero de su domicilio en el municipio de Coatzacoalcos, lo que provocó fuertes reclamos del sector periodístico a las autoridades para que lo encontraran con vida.
Sin embargo, el cadáver del reportero fue hallado mutilado en una fosa clandestina el 11 de febrero. La principal línea de investigación de la fiscalía de Veracruz apunta a diferencias personales de Jiménez con una pariente, de quien se sospecha que habría pagado 20.000 pesos (1.470 dólares) a un pistolero para asesinar al periodista. La comitiva de ONG, que habló con unas 60 personas cercanas al caso y tuvieron acceso al expediente, asegura que hay «muchas omisiones» en la investigación oficial.
Para las organizaciones, la fiscalía de Veracruz no tuvo en cuenta el trabajo periodístico de Jiménez y tampoco un posible móvil mencionado por su viuda: una fotografía tomada por el reportero de la casa de una influyente empresaria local, que presuntamente sirvió de refugio para secuestros del crimen organizado y que le habría valido algunos hostigamientos.
Para las ONG, el caso de Jiménez también simboliza las precarias condiciones laborales en el gremio periodístico mexicano. El reportero, que no tenía formación académica, no estaba contratado para ninguno de los periódicos para los que colaboraba, que le pagaban entre 20 y 50 pesos (1,5 y 3,7 dólares) por nota publicada.
En Veracruz han sido asesinados 10 comunicadores y otros cuatro están desaparecidos desde 2010, cuando asumió el gobernador Javier Duarte (del partido oficialista PRI) y la región se convirtió en escenario de una cruenta disputa entre los cárteles narcotraficantes del Golfo y Los Zetas. México también sigue siendo uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo con al menos 87 informadores asesinados desde 2000 y casi todos estos crímenes impunes.
Otra ONG internacional, Artículo 19, informó el martes que las agresiones contra periodistas se incrementaron un 59% en 2013 respecto al año anterior y alcanzaron la tasa más alta desde 2007. Sin embargo, los asesinatos de reporteros se redujeron de los siete de 2012 a cuatro en 2013.
De adynet.com (Foto AFP)
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