En esta etapa de la gestión del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) se busca fortalecer el tratamiento de personas privadas de libertad, es decir, su rehabilitación, con énfasis en estudio, trabajo, cultura y deporte. El titular del INR, Luis Mendoza, informó que en 2013 se incrementó la cantidad internos que trabajan y/o estudian en todo el país, más del 50% lo hace. La cifra varía según condiciones de seguridad. El director del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Luis Mendoza dialogó con la Secretaría de Comunicación sobre lo que es el tratamiento, es decir el abordaje de la rehabilitación de las personas privadas de libertad.
Mendoza explicó que, una vez alcanzado el objetivo de mejorar las condiciones de alojamiento, es decir combatir el hacinamiento de la población reclusa y mejorar su calidad de vida, la meta pasa a ser el tratamiento. “Ese objetivo es la diferencia que existe entre la antigua Dirección de Cárceles y el INR. Nosotros necesitamos tener las condiciones edilicias para trabajar en el tratamiento, para que las personas se puedan rehabilitar por medio del trabajo, la educación, la cultura, el deporte y la recreación”, enfatizó.
Estudio y trabajo – El jerarca destacó el apoyo del Patronato de Encarcelados y Liberados que viene concretando diferentes convenios con instituciones públicas y privadas para que los internos trabajen dentro de los establecimientos -y también fuera de ellos- como forma de cumplir con la modalidad de progresividad. El INR concretó acuerdos similares con varias intendencias y empresas. “La gente debe prepararse para el día después. Nos preocupa que cuando la gente salga, si no encuentra trabajo, puede caer otra vez en el circuito de la delincuencia”.
Recordó que cuentan con diferentes tipos de establecimientos, los de seguridad (Libertad), los de media seguridad (Comcar, Maldonado y Rivera), de baja seguridad y de confianza (que son las chacras donde la gente trabaja y vive sin seguridad perimetral). Asimismo, explicó que trabajan bajo la modalidad de progresividad. “A medida que una persona va comportándose, estudia, pasa de un establecimiento a otro, progresa, las medidas de seguridad bajan y se incrementa el trabajo”, relató. En este sentido, informó que a partir del 1° de enero de 2014, la Ley habilita a que, cumpliendo con ciertos requisitos, los internos pueden trabajar, con seguridad del INR y el apoyo de una comisión multidisciplinaria.
“El 2014 es el año del tratamiento. Ahora contamos con las condiciones como para que la mayor parte de la gente estudie y trabaje. Más de la mitad de las personas privadas de libertad trabajan y/o estudian, con diferentes niveles, porque en las unidades de seguridad, por la seguridad misma, trabaja «equis» cantidad de gente. En las chacras, el 100% trabaja”, explicó Mendoza, quien afirmó que la apuesta es aumentar la cantidad de personas que estudian y trabajan.
La salida – En la ex Cárcel de Cabildo, actualmente un grupo de obreros trabaja en la refacción de lo que será “el hogar del liberado”, un espacio destinado para quienes quedan en libertad y no tengan dónde vivir, puedan dormir y contar con un plato de comida. Es una forma de evitar que caigan en situación de calle y terminen reincidiendo.
Consultado por los datos de reincidencia, el jerarca dijo que aún es demasiado pronto como para evaluar el impacto de estos métodos de rehabilitación en lo que es la reincidencia del delito, que actualmente ronda el 53% aproximadamente.
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