La estructura de la enseñanza “obliga a que los gurises tengan que hacer el ciclo básico” como única alternativa, y “se maneja con un aparato centralizado infernal desde Montevideo”, cuestionó el Presidente, tras defender el ejercicio de oficios manuales agrarios e industriales para cumplir con la Constitución, impulsar el país productivo y no “echar” a los jóvenes del sistema. Instó una vez más a dar más autonomía a la UTU. El Presidente José Mujica dedicó su audición semanal en Radio Uruguay a la enseñanza, alocución en la cual volvió sobre su propuesta de darle más autonomía al Consejo de Educación Técnico Profesional – Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), unida a su regionalización y sentido de pertenencia al territorio.
Se definió, además, como un “militante por la vida”, en alusión a su permanente lucha en procura de que Uruguay mejore como pueblo, con cambios que lo empujen hacia el progreso. Son transformaciones que, entiende Mujica, son determinantes y que calan en lo profundo de la nación, pensando en que las próximas generaciones de uruguayos sean “más hábiles, más diestras, más capaces tecnológica e intelectualmente”.
Tras indicar que la historia del pensamiento arranca con el quehacer de las manos y luego se fue enriqueciendo, el mandatario lo contextualizó en lo que dice la propia Constitución de la República, en alusión a que es obligatoria la enseñanza primaria y media, agraria o industrial.
Sin embargo, Mujica cree que esto no se cumple porque, cuando los niños salen de la escuela, “cualquiera sea su historia, su origen, su desarrollo intelectual y verbal y la riqueza de su lenguaje”, no tienen otra alternativa que desembocar en ciclo básico (de secundaria y UTU), que es formalmente igual en todas partes, donde todo es verbal (oral y escrito) casi sin excepción, casi sin uso de las manos.
Dijo que este es un hecho tangible, porque muchos de los jóvenes que egresan de la enseñanza primaria tienen dificultades en la operativa intelectual, lo cual no significa que sean menos inteligentes o menos capaces, sino que “no les ofrecemos otra cosa que un ciclo básico (de secundaria) hecho desde la academia pensada desde Montevideo para todo el país, que poco tiene que ver con lo que nos mandata la Constitución”.
“En esos tres o cuatro años de ciclo básico, a muchísimos gurises los perdemos porque se aburren, porque se sienten estigmatizados, que no sirven, empiezan a quedar excluidos desde lo formal, contribuimos a expulsarlos y a que se sientan fracasados”, diagnosticó.
El Presidente de la República entiende que lo que hacemos es privilegiar la transmisión por palabras porque casi no existe la experimentación o la observación.
“Las manos no se usan para otra cosa que para escribir. Privilegiamos los programas, la didáctica, pero nos alejamos de cosas muy trascendentes”, insistió.
Se separa el pensar del hacer – Explicó que esta situación proviene de un pensamiento de la Francia del pasado basado en la existencia de una contraposición entre trabajo intelectual y manual.
“Hay una dicotomía en los hechos, se separa el pensar del hacer, al sujeto que piensa del que hace. Se crea una tácita jerarquía en contra del trabajo manual, como diciendo que usar las manos no significa desarrollar creación”, apuntó.
Mujica llamó a no olvidar el vínculo entre producción y ciencia, porque pensar la práctica enseña a pensar mejor.
“No debemos seguir con este desprecio tácito. No debemos pensarnos que todo debe ser igual y parejito”. “Debemos darle la oportunidad de otro tipo de enseñanza a muchos gurises que salen del cascarón escolar”, insistió.
“Hay que ir al ejercicio de oficios manuales agrarios e industriales de entrada, con coraje y decisión, y sumar los rudimentos indispensables. Y si a posteriori en el proceso de formación apelan a ir a más, hay que tener otras ofertas, pero no podemos seguir tratando igual a lo que es distinto”, indicó.
“Esa es una de las tragedias del Uruguay en la base de la capacitación de las nuevas generaciones”, enfatizó.
La autonomía de la UTU – Mujica se refirió al mapa actual de la UTU, cuyas escuelas son manejadas desde Montevideo y la mitad de ellas están concentradas entre la capital y Canelones. Además, Apenas 20 de las 110 existentes en el país están vinculadas a cuestiones productivas, pese a que este es un país agroexportador y que tiene 13 millones de hectáreas abocadas a la ganadería.
“La enseñanza está gobernada peyorativamente, obligando a que los gurises tengan que hacer ciclo básico de entrada, y la manejamos con aparato centralizado infernal desde Montevideo”, argumentó.
En este contexto, Mujica insistió con su idea de otorgarle más autonomía a la UTU, de regionalizarla, porque “para ser un país desarrollado necesitamos ciudadanos enriquecidos intelectualmente pensando en el futuro”. Lo entiende como un cambio de escala nacional, que debe masificarse en el escenario productivo por excelencia que es el interior del país.
“Es una batalla que perdimos”, admitió, en alusión al fracaso de su propuesta, pero aseguró que seguirá peleando por una UTU fuerte y autónoma, con centros que se regionalicen, “que se peguen al territorio y este las apadrine”, enfatizó.
“Cuesta vencer la inercia, pero se puede. Hay que ser más creativos. No es sencillo porque hay otra entelequia: el sistema. Se construye una pirámide insoportable que todo lo gobierna desde una oficina central”, reiteró.
Ser hombre y ser mujer – Mujica se refirió a lo que llamó como “la formación unilateral del individuo”, en alusión al ejemplo de un intelectual que no sabe cómo cambiar la rueda de un automóvil.
“Antes de ser maduro intelectualmente, el ser humano es un repertorio de muchas cosas cuasi elementales. Hay un curso paralelo a la intelectualidad: el de ser hombre, el de ser mujer. Por eso no acompaño, ni acompañaré jamás, el tácito desprecio que existe en este país a la enseñanza de las manos”, concluyó.
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