Los técnicos argentinos de YPF ya están buscando petróleo en Pepe Núñez, este pueblo está a 180 kilómetros al Este de la capital de Salto y a 85 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó. Estudios similares se llevan a cabo en la localidad salteña de Belén. Pepe Núñez es un caserío metido entre las sierras, para llegar a él hay que ir desde Tacuarembó por Ruta 31 y al llegar la almacén “El Chimango” doblar a la derecha y ahí “seguir y seguir” por camino de tierra unos 20 kilómetros más o menos. Los pobladores carecen de vía de comunicación terrestre, tampoco energía eléctrica “y la mayoría de las 17 familias” del lugar son descreídas de los resultados que puedan tener esas excavaciones.
“Desde que ANCAP anunció los trabajos de detección de hidrocarburos en el pueblo, los habitantes de Pepe Núñez -que no son más de 100- se encomendaron a Dios y se sumaron a las plegarias del padre «Yiyo» cuando, de tanto en tanto, se da una vuelta para celebrar misa y a animar a esa descreída población que, con el correr de los años, se reduce por la migración de familias enteras”, dice Luis Pérez en un artículo aparecido en El País Digital, el sábado 14 de abril.
La gente de Pepe Núñez – Al llegar al poblado nos recibe una capilla que está puesta a una altura, que da la sensación de vigilancia. Es una construcción “majestuosa” que marca la diferencia en el lugar y está construida de material. La fuente laboral de los residentes de Pepe Núñez es la changa en las estancias, actividad mermadas para el sexo femenino «las mujeres no tenemos acceso al trabajo y, de conseguir algo, es en las estancias como cocineras, pero hay que abandonar a la familia porque los patrones no quieren mucha gente en sus establecimientos», dijo Blanca Alonso, nacida y criada en el medio del campo. Ella sabe de sacrificios y le preocupa el futuro de los hijos y de sus nietos y su propia salud porque ha pasado a depender de la insulina por la diabetes. «Acá comemos lo que cosechamos y carne cuando se consigue que le den o le vendan en alguna estancia porque si se encarga algo de la ciudad cuesta el doble», acotó en la nota de Pérez. La encargada de la policlínica, Estela Ferreira, que hace tres décadas vive en la zona, y que recibe dos veces al mes un médico general, una pediatra y una partera, fue categórica sobre el tema petróleo «desde que vinieron unos técnicos con máquinas los vecinos se entusiasmaron, pero ahora son indiferentes porque siempre les han creado expectativas y nunca les dan soluciones. Para llegar a Tacuarembó hay que pagar $ 500 por persona; para mirar televisión hay solo cuatro antenas, todo es caro acá, los jóvenes van a estudiar y no vuelven”. No obstante esta visión ¿fatídica? de algunos parroquianos, el comerciante Juan Arezo confía en posibles cambios y “estiró el alero de su boliche” a la espera de nuevos clientes.
En cuanto a lo que pueda suceder, el viejo alambrador y peón de estancias Guillermo Fallietti con sus 74 años de edad no le preocupa mucho con la posible detección de hidrocarburos en Pepe Núñez, «de repente nos dan una mano porque la cosa viene fea, hasta hace poco éramos unas 40 familias y ahora no pasamos las 20; estamos quedando solo los viejos».
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