“Hasta hace unos años la calle era un ámbito de trabajo para los niños”, recordó el vicepresidente del INAU, Fernando Rodríguez, en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Destacó que está prohibido que menores de 15 años trabajen y que entre esta edad y los 18 años se debe pedir un permiso de trabajo adolescente. En 2018 se entregaron más de 2.160 y se realizaron 2.600 inspecciones.
“En el pasado se veían niños vendiendo flores, pidiendo una limosna o desarrollando actividades semilaborales, con el objetivo de recaudar dinero para llevar a sus familias”, recordó Rodríguez en declaraciones a la prensa este miércoles 12 en la Torre Ejecutiva, al participar de una actividad por el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, junto con la subinspectora nacional de Trabajo, Cristina Demarco.
El vicepresidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) enfatizó que el instituto “ha desarrollado un fuerte trabajo de proximidad con esos niños y se puede afirmar que esa actividad se ha erradicado en las zonas céntricas de las principales ciudades del país”.
Señaló que “hay una preocupación para observar con más cuidado el ámbito rural, para generar sensibilización, compromiso y protección de derechos a niños o adolescentes que en el trabajo con su familia pueden desarrollar un oficio, pero hay que protegerlos, porque ningún trabajo debe postergar su inserción en el sistema educativo formal”.
Explicó que se “han fortalecido las capacidades de inspeccionar, ya sea por denuncias ciudadanas o por inspecciones a permisos de trabajo que se otorgan a mayores de 15 años. Repasó que en 2018 se realizaron unas 2.600 inspecciones, incluidas el 100 % de las situaciones de denuncia de trabajo infantil que está prohibido o trabajo adolescente que no se desarrolla según las normas.
En este sentido, detalló que el año pasado se entregaron más de 2.160 permisos a adolescentes mayores de 15 años, que deben cumplir determinadas condiciones relativas a horarios, descansos, no desarrollar trabajos prohibidos y que el adolescente continúe sus estudios.
Enfatizó que “el trabajo del adolescente no es un ingreso para la familia, sino una experiencia protegida positiva para desarrollarse como un futuro trabajador, que necesita determinadas condiciones para que sea un derecho y no un riesgo”.
“Se revoca un porcentaje muy bajo, porque, además de regularse, se realiza una tarea de sensibilización, para que el adolescente se inserte en una experiencia protegida, como una persona que se comienza a acercar al mundo del trabajo”, indicó
Por su parte, Cristina Demarco destacó la coordinación y el diálogo fluido entre la cartera de Trabajo y el INAU. Afirmó que “en las calles ya no hay niños trabajando”.
Recordó que Uruguay ratificó los convenios internacionales 138 y 182 sobre las peores formas de trabajo infantil. Señaló que se busca el cumplimento de las exigencias del carné de trabajo del INAU, que incluye un relevamiento de salud y aptitud psíquica y emocional, al tiempo que se controla que no realicen trabajo peligroso antes de los 18 años. Para esto último existe una lista, actualizada en 2018, que permite a los inspectores controlar de mejor manera.
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