Somos un país verde pero aun no maduramos lo suficiente. Seguimos creyendo que somos «ecológicos», «naturales», «orgánicos» y que «no hay tanto problema». Mientras, los recursos merman, el mundo cambia y debemos prepararnos mejor para recibir mas inversiones sustentables.
Brasil: Verde, amarillo y avanzando – Hoy el empresariado brasileño tiene una clara noción de que su supervivencia en el medio y largo plazo en el mercado solo se dará de forma sustentable. El Instituto FSB Pesquisa realizó una encuesta a 60 dirigentes de empresa brasileños de 16 sectores industriales (Basf, Cargil, Petrobras Distribuidora, entre otras).
Para la mayoría de ellos, ser sustentable tiene un impacto positivo en la competitividad. Y por otro lado, no adherir a estas practicas no solo redunda en una imagen negativa para la empresa sino que la coloca en riesgo de supervivencia. En este sentido, Lafarge, empresa cementera referente en el uso de residuos industriales para la producción de energía e Iso-Block, hace de la sustentabilidad un negocio desarrollando una técnica para el aprovechamiento de residuos Industriales de la construcción fabricando ladrillos resistentes, más livianos y ambientalmente correctos.
Principales resultados de la encuesta:
– 70% dice que ser sustentable representa un costo adicional en el corto plazo pero que se compensa en el mediano y largo plazo.
– 92% indica que es alto el impacto de la sustentabilidad en las políticas de innovación de la empresa como en búsqueda de soluciones eficientes para el menor consumo de recursos naturales. Ley 18.335- Derechos y deberes de los pacientes y usuarios de los servicios de salud (reglamentado por Decreto 274/010).
– 76% afirma que las inversiones en sustentabilidad van a crecer en los próximos años.
– 86% de las empresas concentra sus acciones de sustentabilidad en lo más alto de organigrama.
– 86% de las empresas monitorea sus acciones de sustentabilidad por ejemplo sometiéndose a programas internacionales independientes (como el Global Reporting Initiative).
Era ilusorio suponer que la comunidad internacional resolvería cambiar el paradigma económico global a raíz de la Convención de las Naciones para el Desarrollo Sostenible (Rio + 20). Ese no era un resultado esperable. Sin embargo, la fuerte participación de las empresas delineó vías realistas hacia una economía basada en el desarrollo de negocios sostenibles. Nadie en estos días niega seriamente la necesidad de tener practicas de negocio sostenibles. Incluso los que no perciben el vinculo entre el modo de hacer negocios y el destino del planeta, reconocen que la viabilidad de los negocios depende tanto de los recursos naturales y de los ecosistemas saludables (agua y aires limpios, biodiversidad robusta y tierras productivas) como de la estabilidad de sociedades mas equitativas.
Entonces crece la presión para preservar y sustituir recursos escasos, conservar la naturaleza y disminuir las desigualdades sociales: (I) los bancos y organismos multilaterales de préstamo controlan las variables de desempeño ambiental y social de los proyectos que financian; (II) un número creciente de bolsas de valores requieren a las empresas cotizantes que presenten informes de sustentabilidad por el interés de los inversionistas en estos aspectos; (III) los fondos de pensiones y seguros buscan «inversiones verdes»; (IV) hay una marcada tendencia en los consumidores a comprar productos que contemplen variables ambientales y sociales; y (V) una de las conclusiones consensuadas en Rio + 20 fue instar a las empresas a que realicen este «reporting».
Puede y debe mejorar más – Uruguay es un país rico en recursos naturales, situación ideal para atraer inversiones en un mundo de recursos en disminución. Basta con observar el flujo de grandes inversiones que ha llegado a nuestro país en los últimos años (como plantas de celulosa y emprendimientos agrícolas-forestales) y que seguirán haciéndolo (nueva planta de celulosa, planta regasificadora, proyectos eólicos). Para colocar su producción en los mercados internacionales, cualquier proyecto industrial que pretenda radicarse en Uruguay debe producir mediante procesos sustentables. Además de los beneficios de acoger más emprendimientos, el país se beneficia de la transferencia de tecnologías mas eficientes y menos dañinas para el ambiente. El Estado uruguayo tiene que crear un mejor marco regulatorio de políticas sustentables para el uso de los recursos naturales, seguir aumentando las capacidades de los técnicos involucrados en la autorización y control de los proyectos y hacer mas eficiente su labor de fiscalización. Pero esas tareas deben venir acompañadas de una acción mucho más vigorosa en materia de políticas tributarias y de incentivos, para que la adopción de nuevas prácticas sustentables resulte efectivamente en ganancias de eficiencia y competitividad. Por esta vía debemos atraer más y mejores inversores.
Tres eras – Al principio, la sostenibilidad era vista solamente como un aspecto operacional de las empresas, consistía en los esfuerzos para la reducción de la huella ambiental. Esto evolucionó hacia una instancia más estratégica, donde el eje pasó de reducir impacto a innovar procesos y las iniciativas comenzaron a tomar a la cadena de valor como un todo. Ahora estamos en el umbral de un recambio conceptual por el que los empresarios ven el beneficio económico y la minimización del impacto como dos caras de la misma moneda. Es que vivimos en un mundo de recursos naturales finitos…
Fuente: El País – Suplemento El Empresario
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