SE REDUCE POBREZA E INDIGENCIA

El titular de Desarrollo Social, Daniel Olesker, dijo que en 2004 había un 4,7% de personas indigentes para el país urbano, en 2011 un 0,5%, lo que supone un décimo de la cantidad de población de 2004. Respecto a la pobreza, puntualizó que la reducción entre 2004 y 2011 fue de 39,6% a 13,7% es decir más de 25 puntos, cifra que significa 850 mil personas menos en esa situación. Olesker informó a la Secretaria de Comunicación, que efectivamente en la región más desigual del mundo, Uruguay es el país de menor desigualdad y menor pobreza, en referencia al informe de Naciones Unidas: Estado de las ciudades de América Latina y el Caribe 2012.

En cuanto a la desigualdad, el jerarca precisó: “la forma más habitual de medición de la desigualdad es a través del Índice de GINI, que mide la desigualdad en función a la distancia a la cual nos encontramos de la situación de igualdad plena”. La desigualdad en Uruguay se ha reducido significativamente en los últimos años, aseguró. “Sin embargo, no se observa una clara tendencia a su reducción antes del año 2007. En ese año su valor era de 0,449. Desde 2007 si se nota una clara tendencia a su reducción, llegando hoy a tener un valor de 0,401”. Agregó: “un segundo indicador es el cociente entre el ingreso promedio del decil 10, es decir el 10% más rico de la población sobre el decil 1, el más pobre. Este pasó de 17 veces en 2005 a 13 veces en 2011”. 

Olesker indicó que las nuevas situaciones no son producto de la casualidad ni del mero resultado del crecimiento económico, ni de las condiciones internacionales.  “Además como hemos dicho siempre y la historia uruguaya y de América Latina lo demuestra, el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para distribuir mejor. Hacen falta políticas activas de los gobiernos en materia social y laboral”, expresó. El ministro dijo que la reducción fundamental de la indigencia se explica por el estado en las políticas sociales de transferencias realizadas desde 2005, en primer lugar, por el ingreso ciudadano, y luego por la Tarjeta Uruguay Social; y las Asignaciones familiares del Plan de Equidad después.

El secretario de Estado reveló que en el caso de la pobreza ha tenido un rol gravitante la reducción del desempleo, la formalización de más de 200 mil personas en siete años que trabajaban en “negro”. También influyó el aumento de los salarios de los trabajadores peor remunerados y el aumento del salario mínimo nacional, tanto a trabajadores domésticos, del comercio, la salud, la educación, policías y soldados, aseguró.  Asimismo mencionó que el aumento significativo del salario mínimo, y la reinstauración de los Consejos de Salarios configuraron un aumento importante de los salarios reales en el período. La instancia permitió que hogares de ingresos bajos vinculados al sector formal de empleo, con bajas remuneraciones, pudieran abandonar su situación de pobreza de ingresos. Respecto a la baja en la desigualdad, el ministro indicó que distintos estudios realizados, inclusive por organismos internacionales, definen que fueron centrales las reformas estructurales. En particular citó a la reforma de la salud, la reforma tributaria y la reforma del sistema de Asignaciones Familiares y en general de la seguridad social.

“En el caso de la reforma social fue clave la instalación del seguro de salud y en el caso de la Reforma Tributaria lo fue la creación del IRPF y el IASS en sustitución del antiguo IRP que generó una estructura tributaria personal progresiva”, afirmó. El jerarca explicó: “lo más importante y original de la estrategia uruguaya es que bajaron la pobreza y la desigualdad al mismo tiempo y se llegó al nivel de pobreza más bajo de la historia moderna (los índices de CEPAL muestran que es la pobreza más baja de los últimos 50 años) y el índice de Gini más bajo también de la historia moderna”.

El titular del MIDES precisó que la nueva situación es posible porque “a diferencia de otros países que han bajado la pobreza pero han estancado o empeorado la desigualdad, en Uruguay desde 2005 se actúa con políticas focalizadas, en el marco de un modelo distributivo e incluyente».

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